Y llegó el 2007 y la tercera parte de la serie de películas de Piratas del Caribe, en este caso En el fin del mundo. Siguiendo el argumento de la segunda película, nuestros protagonistas se han vuelto a unir, incluido el capitán Barbosa, para localizar en el mundo de Davy Jones al capitán Sparrow. Por otro lado la Compañía de las Indias Orientales, con la ayuda del Holandés Errante, está destruyendo a todo pirata que se cruza en su camino. Todo llevará hacia la última confrontación entre piratas, Compañía, La Perla Negra y El Holandés Errante, bajo el auspicio y la tutela de la diosa Capypso, invitada de lujo a la trama de la película.
En la línea de las otras películas de la saga, ésta tiene inequívocos momentos llenos de acción y aventuras, sobre todo en el inicio, en la oscura y terrible Singapur, y en la conclusión de la cinta, con un duelo final explosivo y lleno de espadas, cañonazos y abordajes. Sin embargo, la película resulta algo irregular, el director pretende que la trama de la saga cuadre a su interés y termina creando un galimatías narrativo difícil de seguir y algo lioso. Demasiadas conspiraciones, traiciones, equívocos y cambios de bando. En mi opinión, merece reseñarse las escenas que describen la estancia de Sparrow y sus rescatadores en el mundo de Davy Jones, en esa especie de purgatorio donde Sparrow deambula entre la realidad y la ensoñación. La situación surrealista del desierto salado y los cangrejos, así como el momento en que la Perla Negra se cruza con las almas de los fallecidos vagando por el mar, flotando a la deriva, son desde mi punto de vista lo mejor de la película.
Obviamente, Disney no pierde la ocasión de dejar al final de la película la posibilidad de una cuarta entrega y como bien comprobamos algún año después, por medio de otro director y algunas altas y bajas en el elenco actoral, esto se hará realidad. Pero ya será otra historia.