Como gran parte de la producción de calidad que introduce la plataforma HBO en su programación, la mini serie Task corre gran riesgo de pasar desapercibida. Sin embargo, nos toca, a los que a veces nos enganchamos con este tipo de series, proclamar a los cuatro vientos la calidad de un producto muy bien realizado, en esta ocasión creado, dirigido y escrito el guio por Brad Ingelsby, quien hace unos años también realizó la mini serie Mare of Easttown, protagonizada por Kate Winslet y que tanto gustó a propios y extraños. Pues bien, yo creo que con Task, Ingelsby no solo ha igualado sino que, en mi opinión, ha superado en su trama, en su ambientación y en la hondura y complejidad de personajes de aquella recordada serie.
En esta ocasión la serie está protagonizada por un elenco de personajes, muchos de ellos con sus vidas entabladas en una batalla casi existencial, ya sea por su problemas familiares, traumas personales o simplemente, porque no encajan en el mundo en el que les ha tocado vivir. Por un lado, tenemos a un par de buenos amigos, habitantes de un suburbio de Filadelfia, donde la pobreza y la escasez de oportunidades campan con absoluta normalidad. Uno de ellos, Robbie, encabeza la familia de su hermano fallecido miembro de una banda de moteros, cuidando a sus sobrinos, mientras junto a su amigo realizan una serie de robos contra aquella banda, traficante de drogas y especialmente peligrosa. Sin embargo, cuando el último golpe se convierte en una sangría, el FBI monta un sui géneris equipo mixto de investigadores reunidos de varias agencias policiales, comandados por el agente Brandis, ex sacerdote católico como líder del equipo y personaje principal de la trama.
Si bien el primer capítulo resulta algo rocoso y titubeante ante la presentación de una trama llena de oscuridad y tristeza casi endémica, conforme los capítulos avanzan, las tramas planteadas, aparentemente si importancia, van desarrollándose con firme paso para ir entrecruzándose con inteligencia, hacia su evento final. En este camino, lleno de obstáculos para unos y otros, entre los que se incluye a elementos peligrosos de la banda de moteros, el creador de la serie nos va presentando a los personajes y su implicación en la vida que sobrellevan, compleja y a veces extremadamente desgraciada, mientras se desarrolla con mucho interés la investigación de los robos y sus graves implicaciones, tan personales, en algunos casos, como profesionales, especialmente en el caso de los agentes del grupo de investigación.
Observando el devenir de este complejo grupo de perdedores, unos y otros, la trama presentada me recuerda a un par de producciones de calidad ya vistas y aquí reseñadas, por las motivaciones presentadas en los personajes y también por la personalidad compleja y oscura de los mismos, acometidos en situaciones personales nada sencillas. Llamo la atención a la referencia a Comanchería de David Mackencie, con guion de Taylor Sheridan, o a la célebre primera temporada de True Detective. La serie que reseño, coincide con ambas en el factor de un entorno castigado socialmente, relegado a un rincón olvidado de los EEUU donde la soledad, la naturaleza apabullante y las desgracias personales campan en una sociedad tremendamente maltratada por el paro, la pobreza y las esperanzas rotas. En el primer caso, el hecho de que encontremos a unos personajes que por medio de la delincuencia intentan salir de semejante agujero atacando a quienes manejan el dinero y la droga a su antojo, recuerda en cierta manera aquellos en que Comanchería robaban a los bancos que les quitaban las tierras. Por otro lado, la profunda tristeza y las situaciones personales de los policías implicados, recuerdan un tanto a los dos detectives de True Detective, por su complejidad y lucha interior. Ambos factores, en este caso, no restan, sino que suman, por lo bien que se integran en las tramas, el paisaje y el ritmo de la serie que aquí nos ocupa, no solo gracias a un guion bien tejido y hilado con solvencia, sino también gracias a sus actores y actrices.
Comandados, por un lado, por un fantástico Mark Ruffalo y, por otro, por un magnífico Tom Pelphey, antagonistas en la mini serie en sus roles, pero ambos sumidos en un complejo universo personal de pérdida, desesperación y sobre todo, de búsqueda y esperanza por encontrar y acertar con el camino que les saque de sus propios atolladeros vitales. Ambos están magníficos en sus interpretaciones, construyendo sendos personajes con gran solidez y hondura. Les acompaña un buen número de actores y actrices que completan un elenco perfectamente ensamblado en tan compleja trama a nivel de caracteres y perfiles personales, en un juego de inseguridades, miedos, desesperación, traiciones y sobre todo, búsqueda de un lugar en el mundo donde encajen, posiblemente el interés mas deseado por todos ellos.
En definitiva, en mi opinión, estamos ante una de las miniseries del año, un año, por otro lado, fantástico en producciones de este tipo, donde los guiones y las interpretaciones alcanzan niveles de gran altura y profunda humanidad. La mini serie va de menos a más, y ruego a quien se lance a verla, que supere el obstáculo del primer capítulo y se deje llevar en el oscuro entramado personal y dramático de sus protagonistas, alineado a la perfección con el caso policial en el que todos ellos se enfrascan, movidos cada uno por sus propios y desesperados motivos personales. Magnífica mini serie que no hay que perderse.





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