Ganadora del Gran Premio del Jurado del festival de Venecia de 2024 y de cinco premios David di Donatello 2025, Vermiglio se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial, en un pequeño pueblo localizado en las montañas del Trentino italiano, donde todo le es lejano, en una limitada sociedad donde el duro trabajo del campo y la crudeza de la montaña forman parte indisoluble de sus pobladores, especialmente de las mujeres.
Cuando un joven militar y desertor llega a aquella población es acogido por la familia del maestro, familia profundamente religiosa y, por tanto, plagada de hijos de todas la edades, lo que volvía aún más difícil su manutención. Casualmente, en la casa vive una hija casadera en la que se fija el soldado, mientras la segunda hija observa con curiosidad una adolescencia de descubrimientos y experiencias personales. Todo se mueve despacio, entre las clases con el maestro, los embarazos de la madre y el paso de las estaciones en el valle donde se encuentra aquella población pendiente de una guerra y del regreso de sus maridos y sus hijos desde el frente.
La directora Maura Delpero presenta, en esta su tercera película, manteniendo una carrera fulgurante en su corto historial, su visión femenina de la dureza y crudeza social y cultural con la que se vivía en un pueblo donde la religión y las directrices apuntaladas por el cabeza de familia marcan el destino de las mujeres, sustento vital ante la escasez de hombres en periodo de guerra. Todo ello está remarcado y subrayado por la situación de una localidad entroncada entre valles, en la zona montañosa pre alpina, en la que la lejanía de la modernidad, los avances sociales, educativos y tecnológicos la arrinconan en un tiempo atemporal, anclado en un pasado anacrónico respecto a los años que corren. La compleja posición de la mujer se ve presionada por las necesidades personales de los protagonistas y la escasez o nulidad absoluta de un futuro para ellas, ante la inconcebible testarudez de un padre ensimismado por su gramófono y por la educación que pretende mostrar solo a quien le parece merecedor de ella, sin contar con los deseos y aspiraciones de quienes no tienen oportunidad de elegir.
Para contribuir con seguridad y certeza al mensaje que pretende transmitir al espectador, la directora realiza un film con buen temple en la cámara, en exteriores y especialmente en los interiores de la casa familiar, acompañada de una fotografía minimalista y altamente efectiva, que hace de cómplice cinematográfico al ritmo sosegado con el que se traslada el día a día vivido en aquella población, en el que más allá del trabajo necesario para subsistir en la granja y las clases impartidas por el maestro, pocas cosas más se producen en aquel lugar. Es por ello que Maura Delpero, si olvidar a los demás miembros de la familia protagonista del film en sus diferentes facetas, pone el objetivo principalmente en la hermana mayor de la familia y su reacción ante la llegada del joven soldado, un hecho que tendrá consecuencias en la familia y su entorno, especialmente tras la finalización de la guerra y el necesario regreso de los jóvenes a sus casas. Todo ello reúne un eficaz y naturalista escenario de la imagen de una manera de vivir aquellos tiempos en aquella población rural, anclada en el pasado, social y culturalmente, sin remedio ni capacidad de evolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si comentas, aceptas la política de privacidad. Únicamente utilizaré tu correo para los comentarios. No lo almacenaré ni lo usaré para nada más.