Con ciertas reminiscencias de la serie Gangs of London, pero sumándole una pléyade de estrellas, actores y actrices, Mobland (Tierra de mafiosos) cuenta la guerra entre dos familias mafiosas, los Harrigan y los Stevenson, tras la muerte violenta del hijo de estos segundos. Además, entre bambalinas, se puede vislumbrar una trama oscura y misteriosa, en la que la traición, los intereses contrapuestos, el tráfico de fentanilo y las ansias de poder, van complicando la relación entre ambas familias, empujándolas a ambas hacia una guerra sin remedio, en la que ellos no son los únicos protagonistas. Conforme avanza la serie, se presentan los miembros de ambas familias y otras ramificaciones mafiosas de ámbito internacional, mediante cuyas intervenciones, van arrastrando al espectador hacia un complejo entramado de intenciones, mentiras y deseos oscuros.
Además de esta rotunda trama llena de violencia, acción y suspense, la serie está interpretada por un plantel de lujo, comandado por Pierce Brosnan y Helen Mirren, como los cabezas visibles de la familia Harrigan, y Tom Hardy, su mano derecha y solucionador eficaz. A este trío espectacular se unen, entre otros, Paddy Considne, Joanne Froggatt, Geof Bell, Toby Jones e incluso nuestro Jordi Mollá. Todos y todas realizan unas actuaciones medidas y fieles a un guion escrito para despistar al espectador en una guerra potencial entre familias que esconde mucho más.
Cabe llamar la atención en el trabajo de un Tom Hardy tan potente como siempre, en un papel en el interpreta a un hombre que soluciona problemas aparentemente imposible de solucionar y que aún con todo, parece decidido a evitar una guerra que parece inevitable. Por supuesto, su matrimonio parece ir a la deriva, recordando un tanto aquella maravillosa serie de hace ya unos años titulada Ray Donovan, interpretada por el estupendo Liev Schreiber, tanto en su profesión como en sus capacidades. En uno y otro caso, la familia para la que trabaja, está por encima de sus problemas personales y ya sabemos a donde lleva esto, especialmente teniendo una hija adolescente algo conflictiva. Pero hay más. Me atrevo a decir que estamos ante uno de los grandes papeles de los últimos años de Pierce Brosnan. Su interpretación está modulada entre el aparentemente despistado y dubitativo jefe de los Harrigan y el hombre lleno de violencia y especialmente mujeriego que, en ocasiones, sorprende a propios y extraños con sus decisiones nada comedidas. De Helen Mirren, poco que añadir, más allá de que vuelve a encarnar a una mujer fuerte y llena de autoridad, tanto, que no sorprende en su actuación en la serie, pasando, en mi opinión, un poco más desapercibida, más que nada por presentar un perfil ya demasiado trillado en sus últimos trabajos.
Ya se ha confirmado una segunda temporada que promete ser explosiva, sorprendente y llena de más violencia y traiciones, que parece que van a llevar a comprometer especialmente al personaje de Hardy. Por cierto, algunos de sus capítulos están dirigidos por el Guy Ritchie que más nos gusta, al estilo de su The gentleman, en su versión original como película, o su versión en serie, ambas muy estimables.
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