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lunes, 13 de enero de 2025

"Mañana acabara todo" - Susana Rodríguez Lezaun

No hace falta decir repetir los parabienes que Susana Rodríguez tiene atesorados en nuestro país gracias a sus novelas. Su capacidad para entender, transmitir y escribir novelas de género negro es más que conocido. Es más, su dedicación como directora de la semana de Pamplona Negra, tras recoger el testigo del reconocido escritor Carlos Bassas, demuestra su dedicación, divulgación y promoción del género, más allá del encorsetado mundillo literario y de su faceta como escritora. Sus dos trilogías protagonizadas por el inspector Vázquez y por la ya archiconocida Marcela Pieldelobo, a la que se añade su muy estimable novela Una bala con mi nombre, ambientada en los EEUU, demuestran su trayectoria y calidad. Sin embargo, Susana es un espíritu inquieto y, como tal, ha sorprendido a propios y extraños, adentrándose en la narrativa pura y dura con la novela que hoy reseño. Una aventura que demuestra la valentía y sobrada capacidad literaria de la escritora navarra.

La novela en cuestión está ambientada en los durísimos y terribles años de la Guerra de Yugoslavia. Tanto la temática como la narrativa sacan a Susana de su zona de confort, respondiendo con su apuesta con acierto, sensibilidad y mucha calidad. La trama gira alrededor de un personaje llamado Fiodor quien, tras un tiempo en el campo de batalla y después de ser tomado como prisionero, regresa al lugar donde ejerció de cocinero antes de la guerra. Esta casa, escenario omnipresente de la novela, es un burdel ahora aparentemente abandonado, tras el comienzo de una contienda que ha desmembrado el país y donde unos y otros, se matan y destruyen por un pedazo de tierra. Este personaje se rodea de otros no menos principales. Por un lado, Rita, su antigua jefa y pagadora, una mujer fuerte pero tremendamente herida, que también regresa a aquella la que es su casa. Por otro, el lector topa  con unas jóvenes que se esconden de la muerte y la violencia que han sufrido, para terminar por encontrarse con los anteriores personajes y formar un heterogéneo y casi rocambolesco grupo de supervivientes que intentan subsistir al horror.

Todos y cada uno de ellos han sufrido en su piel y carne, dolor, abusos, violencia y mucho odio. Sin embargo, cada uno a su manera, en una huida hacia quién sabe donde, hacia un mañana desconocido, coinciden en aquella casa, cual Álamo asediado, como un refugio sagrado en el que esconderse y tomar aire, mientras todo alrededor de su entorno, conocido y desconocido, huele a quemado, a deshumanización. En esa supervivencia diaria, comparten sus penas, tristezas y esperanzas. Algunos consiguen sobreponerse a sus heridas. Otros no tanto, se pliegan a la desesperanza, en su afán por pasar página en un micro universo personalizado dentro de aquel burdel alimentado por la cocina de Fiodor y la fuerza inexpugnable de Rita. Sin embargo, la guerra continua fuera de la casa y quizás, el destino, el mañana que se les presente, sea terriblemente inevitable.

Susana afronta su novela con una fuerza narrativa llena de crudeza y sin cortapisas. Es directa en lo que cuenta y terriblemente reveladora en cómo lo cuenta. No ahorra en describir el horror de la guerra, especialmente en la piel de las mujeres, a expensas del salvaje espíritu guerrero y cruel ego masculino en su afán por tomar por la fuerza lo que no es suyo, utilizando los medios que hagan falta. También muestra sin tapujos las heridas que la guerra deja en aquellos que han participado en ella y han matado sin mirar a quién, sin ni siquiera saber el porqué. En la narración, Susana se implica con pasión y constancia, pero me parece, también con cierta buscada frialdad y desapego emocional, en la construcción del devenir de sus personajes, cada uno de ellos con sus propias cicatrices por cerrar, en un conjunto de perfiles y caracteres, literariamente muy bien dibujados. Todo lo cual se acompaña de una trama sólidamente construida y terriblemente accidentada para sus protagonistas. El resultado final es la consecución de una sobresaliente novela, durísima en lo humano y cruel en el sentimiento de lo que significa una guerra, siempre injusta y mortal para los inocentes que la sobrellevan. Solo me queda desear que Susana siga siendo valiente en su trayectoria literaria, que siga arriesgando y ofreciendo al lector libros como éste, del que he disfrutado y sufrido en su lectura, de principio a fin. 

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