"Querer" - Mini serie.

Sin duda una de las mejores series española del momento, Querer muestra en sus cuatro capítulos la encrucijada de una mujer que decide, tras treinta años de convivencia marital, denunciar a su marido por maltrato, abusos y violación continuada, con todo lo que ello implica para una familia aparentemente normal, bien situada a nivel social y localizada una sociedad todavía lastrada culturalmente y socialmente con un pasado no tan lejano.

Sus creadores gozan del acierto de presentar un puesta en escena y una mirada tan objetiva, supuestamente hablando, que no solo permite al espectador involucrarse en la vida de esta mujer de una manera casi inconsciente, sino que además en esa pretendida objetividad, utiliza la narrativa y los personajes presentados para mostrarnos de manera realista y, en ocasiones muy fría y natural, la terrible realidad de la protagonista. La presunta sequedad de algunas de las escenas y testimonios presentados, chocan de frente con el sentimiento, las dudas y las contradicciones de quienes observan de primera mano lo que acontece a su alrededor debido a la denuncia de la mujer. La supuesta unidad de la familia se resquebraja ante el hartazgo de la protagonista y la sorpresa de su marido acusado, un hombre que muestra ante el espectador su cara más pública y presuntamente inocente, para contrarrestar las declaraciones de su esposa agraviada.

Son claves, por supuesto, las sensaciones y dudas planteadas por los hijos, diferentes en carácter. Es aquí muy interesante como habiendo vivido ambos la misma vida de la madre, tengan diferentes opiniones sobre las circunstancias que rodean la denuncia y cómo no, la vida marital de sus padres. Tanto, que ven en ellos algunas situaciones parejas y marcadas por una educación común, pero diferenciadas según la personalidad y situación personal de cada uno de ellos. Pero ante todo, la presencia de la mujer agraviada, de la madre denunciante, de la persona objeto de aquel maltrato, a veces social, a veces, misógino, a veces sexual, y siempre patriarcal, la que se presenta ante el espectador como la clave principal y inefable de la trama y desarrollo de una mini serie sobresaliente en su presentación y absolutamente acertada en su fondo. 

Quiero llamar la atención en el capítulo dedicado al juicio sobre los casos denunciados. Los creadores y directores de la mini serie, tratan con absoluta fidelidad el desarrollo del mismo, aportando una visión realista y seria de las actitudes y aptitudes del abogado y la abogada de ambas partes implicadas, alejándose casi totalmente del espectáculo, la exageración o el ejercicio sobredimensionado de aquellos quienes deben defender los intereses de sus clientes, sea cual sea su lugar en el juicio, acusador o defensor. Bravo por esa fiel puesta en escena que ayuda y mucho a dar visibilidad a lo complejo del asunto, la dureza de su propuesta y la dificultad de su resolución. Más allá de esto, las relaciones humanas entre la madre y los hijos parecen querer mostrar en la pantalla que, por encima de lo que marque la ley y la justicia está el ser humano, el cariño y la verdad de las miradas, los gestos y el reconocimiento de lo sucedido, a veces engañosamente disfrazado como "normal".

Para terminar, aplaudir sin mesura las interpretaciones de los protagonistas, especialmente una extraordinaria y creíble Nagore Aramburu, en un papel intrincado y complicado, del que sale airosa y merecedora de todos los parabienes, siempre bien acompañada de los otros intérpretes que encarnan al padre, un siempre increíble Pedro Casablanc, y los dos hijos, Miguel Bernardeau y Iván Pellicer. Como decía, todo esto unido al profundo y preciso trabajo de dirección de sus directores, por su seriedad, puesta en escena y finura en su presentación. Querer ya ocupa un lugar muy muy alto entre la producción televisiva de los últimos tiempos. Por cierto, mirémonos un rato, bien concentrados, a nuestro propio ombligo y recapacitemos... Aprenderemos mucho y seguro, rectificaremos, ya me entendéis.