Hace dos años, allá por verano de 2019, se estrenó en Movistar + la primera temporada de City on a Hill. Producida por Ben Afleck y Matt Damon, e interpretada por Kevin Bacon y Aldis Hodge, su trama transcurre en Boston en plenos años 90. El primero es un duro, violento y corrupto agente del FBI. El segundo un ayudante del Fiscal de Boston. En la primera temporada el caso del robo de un furgón y una serie de tramas paralelas, les enfrenta en su manera de entender la justicia, en una ciudad en la que los bajos fondos están dominados por las padillas callejeras y la droga, mientras una sociedad racista golpea la convivencia entre vecinos, enfrentando a las fuerzas de la ley en su quehacer diario.
En la segunda temporada, ambos personajes tenderán a entenderse en una nueva trama policial, en la que, de nuevo la corrupción, las bandas callejeras y el tráfico de drogas, se abren camino en la zona de los barrios marginales de la ciudad, donde un grupo de ciudadanos intenta sacar adelante unas viviendas dignas y unas calles más seguras. Entre medias surgirán tensiones en el matrimonio del personaje de Aldis Hodge. Su esposa es una abogada cercana a la labor social de ciertos grupos afroamericanos que luchan por tener unos barrios limpios, en una época en la que los abusos policiales están al orden del día. Sin embargo, y como contrapartida, la familia del agente del FBI, interpretado por Bacon, parece reconstruirse tras recuperar a su hija después de estar al borde de la muerte y reconducir su relación con su esposa. Es aquí donde encontramos a un gran Kevin Bacon, ofreciendo un difícil equilibrio entre el carácter corrupto y hostil de su personaje y cierta humanización en su visión de la justicia.
Más allá de esto, la serie nos vuelve a imbuir de la vida policial y de delincuencia de los barrios bajos de Boston, infectados por los duros años de la droga en los noventa, el uso indiscriminado de la violencia, la aparición de grupos vecinales que luchan por la comunidad, el peligro de los tiroteos en las calles y el lejano eco de la presencia del IRA en Irlanda, y su conexión con las raíces irlandesas de la capital de Massachusetts. En definitiva Citty on a Hill nos muestra un crisol de personajes relacionados con la policía, la ley, las comunidades de ciudadanos, los grupos de derechos sociales, los juzgados... todo ello muy bien ambientado en unos complejos años noventa. Una serie que respecto a la temporada anterior mantiene el nivel. Y parece que tendrá una tercera temporada. A ver si es verdad.
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