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lunes, 12 de julio de 2021

"1793" - Niklas Nat Och Dag

 
Publicada a primeros de 2020, esta primera novela del autor sueco Niklas Nat Och Dag ha ocupado durante todo el año pasado los primeros puestos de las listas de lectura de ficción en nuestro país. La trama se sitúa a finales del siglo XVIII en Estocolmo. Un fornido y violento guardia urbano de la ciudad llamado Mickel Cardell, descubre en un lago un cuerpo desmembrado. La jefatura de la policía de la capital sueca encarga la resolución del caso a Cecil Winge, un agudo abogado enfermo de tuberculosis. 

Europa se encuentra en un periodo de revueltas e inestabilidad bajo la influencia de una Francia en plena revolución. La pobreza y el hambre imperante en gran parte de la sociedad son un peligroso trampolín para la propagación de nuevas ideas y movimientos levantiscos que buscan mejoras sociales y enfrentamientos con la aristocracia y la monarquía, ajenas a la realidad de sus ciudadanos. La corona sueca sufre cierta inestabilidad tras las consecuencias de una guerra no muy lejana, mientras se preparan cambios en los altos estratos de la administración del país. Es en este escenario donde, ambos protagonistas, deberán sumergirse en los bajos fondos de la ciudad para desentrañar la misteriosa aparición del misterioso cadáver.

Niklas Nat Och Dag construye una novela rotunda en varios factores. Por un lado, perfila unos personajes, y no solo me refiero a los protagonistas, con cierta complejidad de carácter. Todos ellos tienen un pasado que el autor se encarga en presentar al lector, mediante el que justifican su manera de ser y sus reacciones ante la vida y las circunstancias que se les presentan. Los dos protagonistas forman el ya conocido equipo de investigadores propio de las novelas de suspense. Uno de ellos ofrece su físico y el conocimiento de los bajos fondos, mientras el otro, goza de un sexto sentido que le convierte en un agudo e inteligente detective. En este aspecto, y aunque los perfila con cierta personalidad propia, no se presenta ninguna novedad al género. Algo parecido le ocurre con el villano de la novela, de quien no diré absolutamente nada más. Es quizás en los personajes secundarios donde el autor acierta con seguridad en la creación de unos individuos bien construidos, no solo en su personalidad y sentimientos, sino también en su encaje dentro de la sociedad propia de aquella época y del ambiente en el que desarrollan su vida en Estocolmo. Las historias de estos secundarios rotundos son las que soportan mejor los mimbres de la novela y su ambientación.

Precisamente uno de los aspectos a reseñar por encima de los demás, es la coherente, cruda y verosímil articulación que se realiza de la ambientación de los bajos fondos de la ciudad y la vida diaria, dura, muy dura, de aquellos ciudadanos que sobreviven y mal viven en ella. Las condiciones sanitarias y de higiene claman por su ausencia, mientras el hacinamiento, la suciedad más mugrienta y la peligrosidad de ciertos ambientes, ahogan a parte de los habitantes y, por ende, a algunos de los protagonistas de la novela. Es en este contexto en el que encontramos un trabajo detallado y milimétricamente calculado por parte del autor. Mediante esta envoltura social, se enmarcan los sucesos que rodean la aparición del cadáver del lago, emplazando al lector en un ir y venir de vidas desgraciadas y situaciones límite, delimitadas por un momento histórico en el que, como he dicho al principio, la situación social y vital de gran parte de la sociedad se debate ante la aparición de la revolución sobrevenida desde tierras francesas.

Quizás el único hándicap de la novela, más allá de su rol de novela de suspense basada en unos estereotipos reconocidos por el lector de este tipo de novelas, sea la, en mi opinión, irregular narrativa de la novela. Mientras que literariamente, podemos decir que es impecable por sus descripciones, diálogos y profundización en el uso del lenguaje y su profundización en el desarrollo de los hechos en ella contados, sorprende el uso alternativo que se hace de la primera persona y la tercera persona en la figura del narrador de las tramas. Tanto en el inicio como en su final, la narrativa surge en primera persona, mostrando al lector un ritmo lento y tortuoso, que afecta tanto a la construcción y presentación de los dos protagonistas como al contexto inicial de la novela. Sin embargo, el novelista sueco, nos presenta en el nudo de su obra a un narrador en tercera persona,  aplicando con ello un ritmo más ágil y entretenido, mientras desarrolla las vidas y hechos de los importantes secundarios de la novela. Todo ello, considero que crea cierta inestabilidad e irregularidad en su narrativa, lo que de alguna manera me desconcertó en su lectura. Además, su resolución final, por otro lado, creo que resulta algo simplona para tan compleja estructura dramática.

Con todo y en definitiva, nos encontramos ante una novela bien construida en cuanto a ambientación y creación de personajes, dentro del estilo propio del género, pero quizás algo desconcertante en cuanto a su estructura narrativa. Además como he comentado casi de pasada, la resolución final del enigma llega de manera imprevista, quizás un pelín rápida, para una trama nada sencilla y plagada de detalles y complejas situaciones. Por otro lado, su conjunto me recuerda a la novela de Celb Carr, El alienista, en esa línea tan atractiva del género de asesinatos localizados en el siglo XIX y que tanto nos recuerdan a las historias del Sherlock Holmes y el Dr. Watson, de Arthur Conan Doyle.

2 comentarios:

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