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lunes, 9 de noviembre de 2020

"Los visigodos" - José Soto Chica

 
El año pasado, José Soto Chica nos dejó a muchos lectores, agradablemente sorprendidos por su apabullante y completísimo ensayo Imperios y bárbaros. No ha pasado mucho tiempo desde entonces y de nuevo, de la mano de la editorial Desperta Ferro , nos ha regalado un profundo, rompedor y esclarecedor trabajo dedicado a Los visigodos. Mi generación no llegó a estudiar en la EGB a los reyes godos y su genealogía, tal y como lo hicieran nuestros padres, educados a partir de los años cuarenta y cincuenta en una clara y manipuladora directriz unificadora y nacional del régimen en el poder. Con todo, a muchos de nosotros nos suenan personajes como Alarico, Teodorico, Recesvinto, Recaredo, Leovigildo, Wamba o Rodrigo. Sin embargo, ese conocimiento nos llegaba en cierta manera,  desvirtuado por esa herencia  del pasado que enmascaraba la realidad de los visigodos con datos más bien difusos y no especialmente profundizados. Es cierto que hay trabajos anteriores a éste que han logrado narrar la presencia visigoda en España con una buena base histórica, pero el estudio con el que nos encontramos en el trabajo de José Soto, está magníficamente hilvanado en una lineal y clarificadora búsqueda y de revelación de los orígenes, el desarrollo, el crecimiento, la huella y la presencia de aquel pueblo de pueblos, que penetró y pervivió en nuestro país desde el siglo IV hasta el siglo VII.

Soto no solo cuenta, con multitud de detalles y datos, la presencia y el hilo conductor de los visigodos en territorio Hispano. Aún así, el ensayo toma como salida un estudio profundo sobre el origen del pueblo godo siglos antes y por ende, su camino de conversión en los visigodos. A lo largo de más de ciento cincuenta páginas el autor desgrana el largo camino de un conjunto de pueblos que unidos convergieron, primero en Adrianópolis, para luego franquear las fronteras de Italia de manos de Alarico y arrasar Roma. Pero será su cuñado Ataúlfo, quien pisará por primera vez tierras hispanas. Pasarán muchos años antes del asentamiento visigodo definitivo en la península ibérica. Primero se fundó el Reino de Tolosa, a instancias de una Roma necesitada de los godos, mientras vándalos, suevos y alanos, entraban en Hispania. Los roces a lo largo de los años con el Imperio Romano fueron continuos. No fue hasta la batalla de Vouillé, en donde fueron derrotados por los francos, cuando los visigodos emigraron con afán de establecerse en Hispania y fueron creando y recreando, su propio reino instaurado en Toledo. El camino fue largo desde el sueño de Alarico por dar unas tierras a sus guerreros y familias. Y es aquí donde se nos presenta la idea de la unificación progresiva de un territorio bajo su presencia. Tras derrotar a suevos y bizantinos, y más allá de evitar invasiones francas y apaciguar a vascones y cántabros, la idea de un reino legitimado en un territorio, sobrevuela la corona visigoda. 

Conforme avanza en el seguimiento de sus líderes, el autor nos muestra la existencia de un pueblo rudo pero no inculto, seguidor de un mundo hispanorromano pero también hacedor de su propia administración y legislación, un pueblo de guerreros, pero perfectamente organizado y capaz de reunir bajo sus mandos grandes ejércitos. Entre los visigodos hubo grandes líderes, hombres con amplitud de miras y generosos que, en muchas ocasiones, fueron aconsejados por hombres sabios como Isidoro de Sevilla, y que formaron una corte letrada y culta, en la que los hijos de los nobles se orgullecían no solo de aprender a manejar las armas y liderar a sus guerreros, sino también de recibir lecciones más cultas. Junto a la Iglesia, recrearon en sus Concilios, leyes por las que regirse, mientras el pulso entre la nobleza y el rey no cejaba de aparecer, año tras año, década tras década. El autor nos remarca como este pulso recaía a favor de unos u otros según la fortaleza y carácter del rey de turno. Por cierto, pocos de estos reyes morirían en la paz de su cama, ante la idea preconcebida entre los visigodos de que el reinado no era hereditario, aunque algunos reyes consiguieron que sus hijos gobernaran. Las rencillas y las guerras civiles fueron frecuentes a lo largo de los siglos.

José Soto demuestra en sus páginas la presencia, especialmente durante el siglo VII, de un reino rico culturalmente y legislativamente hablando. Su huella y presencia tendrá se construye entre los reinados golpeados de guerras civiles y tensiones con la nobleza, pero no cabe duda que los visigodos ya habían ahondado en la península en su afán por gobernar un territorio propio y común a sus anteriores pobladores. El mestizaje forma parte de este pueblo desde sus orígenes, con la participación de los pueblos godos, hasta su implantación entre los hispanorromanos. Todo esto nos lo cuenta el autor con una prosa ágil, entretenida, embaucadora y meridianamente entretenida. Su capacidad de ahondar en los protagonistas, sus deseos y oportunidades, sus características como gobernadores ya sean justos o tiránicos, colman la curiosidad del lector, hasta el punto de descubrir personajes menos conocidos que los nombrados al inicio de la reseña, pero igualmente importantes y sugerentes en la historia visigoda, como por ejemplo, Eurico, Amalarico, Liuva I, Sisebuto, Sisenando o Chindasvinto, hasta el punto, como decía un buen amigo mío en una entrevista de radio realizada a su autor no hace mucho, de entrever en sus historias y batallas un auténtico Juego de Tronos.

En definitiva un libro necesario, mediante el que desempolvar un periodo de nuestra historia, más que interesante y, desgraciadamente en algunos tiempos pasados, mayormente manipulado y malinterpretado. Un libro edificante por su escritura y narrativa, especialmente entretenida y cómoda de leer para el profano. En sus páginas veremos migraciones de pueblos, batallas, traiciones, juegos de poder, venganzas, invasiones, grandes reyes, terribles derrotas y mucho más. Y todo ello en base a un pormenorizado y sesudo estudio de fuentes originales por parte de su autor, uno de los historiadores de moda y, sin duda, uno de los más importantes de nuestra actualidad nacional. Por cierto, nos encontramos ante un libro muy bien acompañado de sus correspondientes ilustraciones, mapas, notas del autor y bibliografía.

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