Ozark es una serie que cuando se estrenó no llamó especialmente mi atención. Estamos en una época en la que hay que filtrar mucho para terminar viendo alguna de las muchas producciones que las plataformas digitales ofrecen en sus parrillas televisivas. Han tenido que pasar casi dos años desde su estreno y un par de temporadas para que, sin saber porqué, haya aterrizado en ella. Y fue comenzar a ver el primer capítulo de la primera temporada y no abandonar su visionado hasta finalizar el décimo capítulo de su segunda temporada y última, estrenada en nuestra país hasta la fecha.
Un asesor financiero de Chicago, junto a su socio, son propietarios de un despacho que, además de dedicarse al asesoramiento de inversiones, limpia dinero producto del tráfico de droga de un gran cártel mexicano. Su socio muere asesinado cuando es descubierto engañando a sus patronos. Sin embargo, Marty Byrde les convence de que él no sabia nada y se compromete a blanquearles más millones y con más seguridad de aquí en adelante. Para ello, tendrá que viajar con su familia a unos lagos de Missouri, donde pretende establecerse y aprovecharse de la gran gran cantidad de kilómetros de su litoral y del hecho de que es un importante lugar de veraneo en aquel territorio. Se irá haciendo con una serie de negocios con los que pueda iniciar el lavado de dinero prometido. Su esposa, Wendy y sus hijos Charlotte y Jonah, formarán parte de una nueva vida en la que sufrirán no pocos percances y problemas, tanto con su nuevo vecindario, como en el mismo entorno familiar.
La trama de la serie se desarrolla como cuando una pieza de dominó cae y hace caer irremediablemente a todas las demás colocadas en fila. Marty y su esposa Wendy tendrán que lidiar no solo con el cártel que les vigila y presiona para limpiar millones de dólares, sino que además se enfrentarán a la delincuencia organizada de la zona, a un extraño e incisivo agente del FBI y a la idiosincrasia de los vecinos de los lagos. Conforme la familia Byrde soluciona sus problemas más cercanos otros van apareciendo, haciendo crecer la bola de nieve de las nuevas dificultades que se les van presentando. La confianza entre el matrimonio y sus hijos, así como con las personas con las que empiezan a trabajar e invertir para lavar el dinero de la droga, compromete en un continuo reto para Marty. Las traiciones toman importancia en este pequeño universo en el que cualquier conversación fuera de tono podría poner en peligro la vida de toda la familia. La presión policial y de la delincuencia organizada ponen a prueba los nervios de los implicados, provocando muertes y deserciones, en un camino que lleva a Marty y Wendy ha ir adentrándose peligrosamente en un mundo de peligros y delincuencia, del que va a ser muy difícil escapar.
Un adictiva serie que, si bien resulta en algunos momentos un tanto rocambolesca, ofrece lo necesario para que el espectador no despegue el culo del sillón. Sus intérpretes funcionan de maravilla, especialmente Laura Finney y Julia Garner. Jason Bateman no lo hace mal, sorprendiendo un tanto en la primera temporada, aunque conforme avanza la serie, pierde gas a favor de su mujer en la ficción y del contundente elenco femenino de la serie, aunque es indudable que la pareja funciona muy bien en pantalla. Ansioso estoy por ver qué nos depara la tercera temporada que está apunto de aterrizar en España.
La primera temporada me gustó. Espero echarle un tiento pronto a la segunda temporada.
ResponderEliminar¡Saludos!
Ya puedes correr que creo que en breve estrenan la tercera!
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