Finalizados los eventos y recordatorios celebrados en 2018 para conmemorar el centenario del final de la Primera Guerra Mundial, no estaría mal recopilar y realizar un exhaustivo recopilatorio de las obras, novelas, ensayos y diarios que durante los últimos cuatro años se han publicado a lo largo y ancho del mundo editorial. En este caso me acerco a la reedición que Ediciones Arzalia ha recuperado recientemente del estudio publicado por el médico militar Charles McMoran Wilson en 1945, en referencia a los efectos psicológicos provocado por la guerra en la tropa.
Si bien su trabajo aborda sustancialmente sus experiencias en las trincheras de Francia durante la Primera Guerra, en sus páginas también incluye referencias a la, para él más cercana, Segunda Guerra Mundial, sobre todo en el apartado correspondiente a la guerra aérea y sus efectos en los pilotos y bombarderos. Como oficial médico enfrascado en la Batalla de Somme, el autor se realiza una serie de preguntas con las que afrontar la realidad de los efectos de la guerra en los soldados y sus oficiales, no solo con el fin de recuperar y tratar aquellos que han sufrido heridas mentales y consecuencias psicológicas durante el transcurso de la batalla, sino también para profundizar en las razones previas, si las hubiera, que provocaban semejante situación y la posibilidad de prever y prevenir uno de los factores que produjeron un buen numero de bajas a lo largo del enfrentamiento, especialmente en la dura batalla en las trincheras. Con esta premisa, Lord Moran, quien en la 2ªGM fue el médico personal de Winston Churchill, analiza factores como la gestión del miedo en las largas esperas previas al combate, el sufrimiento psicológico frente al bombardeo continuo del enemigo o el peligro objetivo y subjetivo de alarma ante el lanzamiento de gases en el frente, pasando por la soledad y tensión del piloto de aviación o del equipo de bombardeos antes, durante y durante el regreso de sus misiones, así como por ejemplo, la exposición de los tripulantes de los barcos de guerra en la inmensidad del océano y su situación en lugares tan cerrados y minúsculos. En todos estos casos y algunos más, analizados por el autor por medio de argumentaciones explícitas o la aportación de extractos de su diario personal, Lord Doran, apunta directamente a nociones y experiencias con las que fuese posible detectar la presencia del miedo, la definición del concepto de cobardía, el tratamiento de los tiempos de descanso y recuperación, la selección de la tropa o la institución, acertada o no de la disciplina férrea.
Las conclusiones son variadas y a veces controvertidas, Su condición británica, por supuesto, aboga por la elevada condición potencial del ejército al que pertenece. Sin embargo en algunos momentos del texto se filtran ciertos conceptos pacifistas, entre mezclados con la noción patriótica del soldado que da la vida por su patria. La formación, educación o solidez mental de la tropa son factores que no pueden pasar desapercibidos en este interesante estudio realizado por uno considerados en su momento mejores conocedores de los efectos y consecuencias psicológicos de la guerra en la mente humana. Todo lo cual justifica con creces la reedición de su obra reseñada en estas líneas.