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lunes, 11 de febrero de 2019

"El alquimista impaciente"

La tercera película proyectada en la pasada Semana Pamplona Negra, está basada en la segunda novela de Lorenzo Silva. Fue Premio Nadal del año 2000 y está protagonizada por la pareja de guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virgina Chamorro. Fue dirigida en 2002 por la realizadora Patricia Ferreira. La trama gira alrededor del descubrimiento del cadáver de un ingeniero de una planta nuclear, en la habitación de un motel de carretera de Guadalajara. Si bien, en un principio la investigación de ambos guardias les lleva a la conclusión de que se trata de un fallecimiento provocado por causas naturales, mezcladas con un mucho de sexo, droga y alcohol, el hallazgo, meses después, del cuerpo sin vida de una joven que responde a la descripción de quien parece pasó los últimos momentos de vida con la víctima, hace que el caso se reabra.
Las pesquisas de los agentes les hará adentrarse en las entrañas de una central nuclear, las relaciones sospechosas en los ayuntamientos de la zona en la concesión de obras públicas y en las sombras de corrupción y enfrentamiento entre constructoras y empresas vinculadas a las tierras de aquella provincia, cercana a Madrid. Debo puntualizar en primer lugar la correcta y medida realización del guión de la película en cuestión. La adaptación de la novela, consigue aunar suspense, claridad en los hechos y pocos rincones oscuros en su redacción, a excepción, como no, de los estrictamente necesarios para llevar a cabo un buen film de suspense y misterio. No por casualidad, el guión fue premiado por el Círculo de Escritores Cinematográficos. Por lo demás, refleja bien los caracteres de los dos protagonistas. Por un lado Rubén, como el guardia sereno y detallista, al que le gusta razonar los casos y ahondar en porqué de los crímenes y los actos que llevan a cometerlos. Por otro Virginia, fiel compañera, que lucha por hacerse su sitio en un mundo de hombres, en el que busca respeto, realizar bien su trabajo y, sobre todo, resolver los casos en que ambos se embarcan. De paso, su relación, mantiene una tensa pero respetuosa linea de separación, a pesar de existir entre ellos cierta atracción física.
Por lo demás, el argumento, correctamente hilvanado, destapa las semillas de corrupción a la que tanto nos hemos acostumbrado desgraciadamente en este país. Los deseos de medrar, de tener más dinero y pertenencias más ostentosas o más grandes, llevan a algunas supuestas buenas personas a entrar en un mundo de corruptela y peligro. Y qué mejor marco, que más diáfano escenario para introducir una trama policiaca y criminal, en el aparentemente mundo dirigido por el poder del dinero. Por lo demás, la película es correcta, aunque en algunos momentos adolece de ritmo, debido quizás a que abusa de un buen número escenas de corta duración. Aún con todo, el film funciona bien, tanto a nivel argumental como de interpretación. Acompañan a los protagonistas dos secundarios de lujo. Tanto Ariadna Ozores como Miguel Angel Solá, funcionan bien en sus roles, aportando misterio y suspense en sus personajes. Respecto a los protagonistas, Ingrid Rubio y Roberto Enríquez,  ambos cumplen con los personajes de Lorenzo Silva. El segundo fue nominado al mejor actor revelación de aquel año. Aunque es cierto que la cinta parece que no vaya envejeciendo especialmente bien, su guion sigue funcionando, como lo hacen las novelas de Lorenzo Silva, quien ya tiene once publicadas con la pareja de guardias como protagonistas.