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martes, 17 de julio de 2018

"¡Españoles a Marruecos! La Guerra de África 1859-1860" - Julio Albi de la Cuesta

"En la noche del 10 de agosto de 1859, sombras furtivas se afanan en torno a un edificio en construcción. Jadeantes, con palos y medios de fortuna, destruyen las paredes apenas levantadas. Terminada la labor, se pierden en la oscuridad" Con estas palabras, con un hechos sucedidos en un estrecho trozo de tierra cercano a la ciudad de Ceuta, se inicia el  ensayo dedicado a la llamada Guerra de África de 1859, que llevó a España a la guerra en territorio marroquí hasta la consecución de la conquista de Tetuán en 1860, y que Julio Albi de la Cuesta ha escrito y publicado recientemente de la mano de la editorial Desperta Ferro. 

El autor desarrolla a lo largo de más de trescientas cincuenta páginas las causas, el desarrollo y las consecuencias de la aventura colonial del gobierno de O´Donnell, en un periodo en el que se intenta dejar atrás las guerras carlistas y salir de una crisis nacional. ¿Qué mejor que emular las experiencias de nuestros vecinos allende los mares, especialmente Francia y Gran Bretaña? Julio Albi afronta con objetividad y cierto carácter crítico, un conflicto en el que los factores negativos plagaron una campaña mal planificada y concebida para lograr una victoria, no solo con el fin de unir a un congreso enfrentado y con una crisis en ciernes, sino con la idea de  planificar una política exterior encaminada a crear un espíritu patriótico unificador, ante la atenta vigilancia de las potencias europeas más cercanas. 

Sin embargo y a pesar de la alta moral de las tropas y el recibimiento de la ciudadanía en vistas a la aventura en África, muchos factores convirtieron la campaña militar en un conjunto de dificultades y tropiezos. El otoño estaba al caer y la climatología no era precisamente la más benévola para iniciar un masivo desembarco en Ceuta. Además tanto la capacidad de su puerto, como la exigua flota española, no prometía una operación sencilla y rápida, sino todo lo contrario. El cólera campaba ya entre las tropas estacionadas en sus cuarteles en la península y su expansión entre los soldados enviados a Ceuta no tardó en hacer estragos, algo por supuesto, que se ocultó a la opinión pública del momento. Desde luego, especialmente precavido, O´Donnell organizó la campaña con grandes medios y con el único fin de obtener una gran victoria. La artillería fue una de sus apuestas, algo que si bien en las batallas en las que las piezas de montaña lograron efectos positivos, las grandes piezas de asedio, apenas tuvieron función alguna a su llegada a las costas cercanas a Tetuán, cargando en los gastos de la nación, una inversión especialmente innecesaria. 

Más de treinta mil solados formaron los cuatro cuerpos de ejército que organizó el general en jefe, incluido el de reserva, comandados por lo más granado de los generales liberales y algún carlista. Entre todos resaltaba un aventurado y en ocasiones criticado, general Prim. Sus acciones propiciaron cargas llenas de valor, pero a veces innecesarias. Uno de los factores sobre los que llama la atención el autor, es la proliferación de avances a la bayoneta a cuerpo descubierto y cargas de caballería, que si bien llenaron páginas y páginas de la prensa nacional y no pocas distinciones, evidenciaron escasa visión estratégica y mucha necesidad de ofrecer medallas y actos memorables al pueblo español. Como se evidencia en más de una ocasión, un nutrido fuego de fusilería ordenado y en ocasiones organizado en fuertes formaciones unidas, hubieran logrado el mismo resultado, pero con un mucho menor número de bajas. 

Con todo, se logró la victoria, pero no el resultado buscado. Tras conquistar Tetuán y provocar grandes celebraciones y fiestas en la península, llegaba el momento de negociar. Si en un principio, Tanger podría haber sido el siguiente objetivo, las circunstancias tanto nacionales como internacionales, llevaron a O´Donnell a plantear la rendición y negociación a Marruecos. Por un lado se consiguió la cesión de más territorio allende la ciudad de Ceuta y Melilla y el establecimiento de una pesquería en Marruecos... Sin embargo, el pago de la considerable indemnización negociada en un principio, cayó pronto en saco roto y la presencia española en Tetuán terminó con su repatriación definitiva a tierras españolas.

Son muy interesantes las diferentes comparaciones con las que  el autor salpica el texto en referencia a la cercana Guerra de Crimea, en referencia a las enfermedades sufridas, la misión de la prensa, los avances médicos y sobre todo, la gran inversión dirigida a una operación, bastante pírrica en cuanto a resultados. Según cuentan las crónicas, el regreso de las tropas fue apoteósico y la ola de patriotismo desbordante. En sus últimas páginas, Albi explora, con no poca crítica, estos aspectos y algunos más, para llegar a algunas conclusiones, apuntando entre las que más pesan, el innumerable número de bajas y sobre todo en, como el dice, "la melancolía de las esperanzas insatisfechas", asumiendo como colofón a este completo e interesante ensayo, la manifestación de encontrarnos con lo que se denominó en su época como la "Guerra Romántica".