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lunes, 24 de noviembre de 2025

EL Gatopardo" - Giuseppe Tomasi Di Lampedusa


Leí por primera vez El Gatopardo hará hace treinta años en una viejita pero hermosísima edición de Círculo de Lectores. Desde entonces, por supuesto he visionado la película de Visconti, protagonizada por Burt Lancaster, Alain Delon y Claudia Cardinale, acompañados por la sublime partitura de Nino Rota. Pues bien, en el año 2019, la editorial Anagrama reeditó la novela en una nueva edición revisada por Gioacchino Lanza Tomasi, basada en el manuscrito original de 1957, publicado en 1969, rectificando la primera edición de 1958 publicada por Giorgio Bassani, incluyendo además, el conocido como Cancionero de la Casa de los Salina, localizado en 1998, a insertar entre las partes Sexta y Séptima de la novela, junto a otro pequeño fragmento a insertar antes de la Cuarta parte. Desde entonces ya se han publicado ocho ediciones de la misma en España. 

Hay tres razones de peso para que releyera esta maravillosa novela localizada en la Sicilia de la segunda mitad del siglo XIX, años de revolución, unificación y cambios estructurales de una país, Italia, protagonizada por el patriarca de los Salina y su familia, de principio a fin. En primer lugar, el estreno, en enero de este año 2025, de la adaptación de la novela en una interesante mini serie italiana. En segundo lugar, reavivó con fuerza mis deseos de volver a leer la novela, un reciente viaje a la isla en un viaje inolvidable. Y en tercer lugar, y sin duda definitivo, mi buen amigo Carlos Ollo, me regaló la edición que hoy reseño, en un acto de concentración del destino, señal inequívoca de que sí o sí, debía volver a sumergirme en los dimes y diretes, del gran Fabrizio Salina y su familia.

Poco o nada hay que contar sobre el argumento de la novela, pero permitidme escribir un resumen del mismo. En plena reunificación italiana, las tropas del reino del Piamonte bajo el mando de Garibaldi, desembarca en Sicilia para vencer a los últimos borbones reinantes en el reino de las Dos Sicilias. El absolutismo y el antiguo régimen tienen las horas contadas. Don Fabrizio, príncipe de Salina, un aristócrata con buen porte y reconocido nombre en la isla, observa con atención los movimientos de cambio que acontecen en aquellos tiempos. Su sobrino Tancredi forma parte de los Camisas Rojas, mientras él sigue gobernado sus palacios y tierras con mano firme pero generosa, a la espera de que los cambios de época que acontecen, modifiquen inevitablemente su modo y manera de vivir, casi centenario. Su hija Concheta solo tiene ojos para Tancredi, aunque éste mira más por la bella Angélica, la hija del alcalde de uno de los feudos de los Salina, venido a más a pesar de su pasado humilde y sus maneras pueblerinas. El cambio de una época gloriosa de formalidades, estatus, patrimonios centenarios y derechos adquiridos, ve llegar su final, abriéndose de par en par a quienes escalan puestos en la sociedad, realizan suculentos y fructíferos negocios, y miran y aspiran hacia una nueva Italia y una nueva Sicilia.

He vuelto a disfrutar sobremanera y mucho más, de esta reciente lectura de la novela. Don Fabrizio sigue siendo uno de los grandes personajes de la literatura mundial. Su manera de ver la vida y los cambios sobrevenidos, dispuestos a destruir su universo personal, es un conjunto de pensamientos, reflexiones y conclusiones, que si bien tienen mucho de un ejercicio mediante el que asume de manera casi trágica lo que está por venir, de manera inevitable, nos da una lección de cómo asumir lo inevitable de la manera más noble y pragmática posible, elevado su discurso y pensamiento a niveles literarios de gran nivel. Mientras todo su entorno a su alrededor se desmorona, él decide no claudicar del todo a su realidad, aún sin oponerse a lo que viene de manera irremediable, en una postura de espera de su fin, del fin de su manera de vivir, manteniendo en lo posible tradiciones, costumbres y, siempre, una postura caballerosa y firme en defensa de su nombre, su título y su patrimonio. Ya es un hombre del pasado, y aún así, los hombres del futuro, esos que vienen a suplirle en la sociedad, no son mejores que él, es más, resultan cómplices de una búsqueda de los nuevos tiempos con el afán de alcanzar los mismos logros personales, pero no a cuenta de un apellido o un patrimonio alcanzado tras siglos de poder, sino más bien, sino por retener lo económico, lo social, lo formal, abandonando lo que arraiga en uno y con sus bienes, con las formas, las normas y lo históricamente honorable. 

El Gatopardo es una obra deliciosa, llena de verdad, historia, tradición y humanidad. Pero sobre todo, es un modelo de honorabilidad de un hombre que ve decaer su tiempo sin remedio, frente a lo que está por venir. Un hombre con sus propios pecados y debilidades, pero honorable y fiel a su entorno y tiempo en el que le tocó vivir. Una novela clarividente, llena de poesía y humor, de ironía y nobleza, la perspectiva del correr del tiempo se dibuja en sus páginas a la perfección, convirtiéndose en un clásico de magnitud universal. Siempre es una gozada volver a esos libros que jamás, nunca, desilusionan... Todo lo contrario. 

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