Hacia años que me apetecía leer a Olga Tokarczuk, escritora polaca ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2019. Mi primera aproximación de su obra no fue la más acertada, su novela Los libros de Jacob, me vino muy grande o simplemente no era el libro acertado en este momento para acercarme a la autora. En uno de mis habituales visitas a la librería Re-Read de Pamplona, tuve la suerte de encontrar la novela que hoy me ocupa, Sobre los huesos de los muertos, una especie de thriller de suspense de alto factor ecologista, en el que me sumergí sin remedio y, digámoslo así, sin vuelta atrás.
Su trama gira alrededor de Janina Diszejko. Esta mujer, ingeniera jubilada, vive en un recóndito villorrio localizado en la frontera de la República Checa y su país natal, Polonia. Con una salud compleja y especialmente delicada, vive de dar clases de inglés en un pequeño pueblo cercano a su casa. Pero su principal dedicación, especialmente en la dura estación de invierno, es vigilar la escasa media docena de casas que sus vecino, inquilinos o propietarios, dejan vacías y abandonadas ante tan inclemente meteorología. Solamente un pequeñísimo grupo de supervivientes y solitarias personas, comparten con ella la inmensidad de los bosques y tierras que les rodean. Un día de esos, tan largos y fríos días de invierno, aparece el cuerpo de un hombre muerto. Y no será el único ni el último extraño fallecimiento acontecido que rompe la fina tranquilidad de aquel helador y tempestuoso retiro voluntario de la protagonista de la novela.
Pues bien, la protagonista, ferviente y casi enfermiza defensora de la naturaleza, comienza un rastreo tan personal como surrealista, de las causas que parecen provocar aquellos extraños y convulsos fallecimientos. Su teoría está basada en el peculiar estudio de las estrellas y el zodiaco, así como en su imparable espíritu naturalista y ecológico, que marca su extraña y cotidiana convivencia con una serie de personajes que le muestran su apoyo y confianza. Sin embargo, hay quienes ya la tildan de loca, desquiciada y enfermiza mujer solitaria. En ese juego de dimes y diretes, la autora nos muestra con detalle, tanto el escenario vital de la protagonista, complejo y particularmente misterioso, como el entorno natural, vegetal y animal, que impera en un territorio yermo que sirve de territorio de caza a los habitantes de unas poblaciones volcadas en la cinegética.
La lectura de esta novela peculiar, en la que se mezcla el suspense provocado por los hechos acontecidos, con el particular don de la autora en despiezar y mostrar al lector, no solo la piel y el cerebro de su protagonista, sino también un interesante elenco de secundarios, ofrece un embaucador escenario. A los asesinatos se une la inmersión de la protagonista en los recónditos rincones de los signos del zodiaco y las estrellas, y su particular y enfermiza visión de lo ecológico y la naturaleza, embarrando con intención e inteligencia la trama. Interesante escenario en el que la conciencia por nuestro entorno se imbuye de un paisaje duro y frío, al que se añade la particular personalidad de una mujer tan interesante como enfermiza. Muy recomendable.
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