Etiquetas

jueves, 16 de noviembre de 2023

"El asesino"

 

Con su última película, David Fincher nos propone la que quizás sea la trama más lineal de toda su carrera cinematográfica. Con esto no pretendo desmerecer su trabajo, sino más bien demostrar que El asesino es una película más ortodoxa dentro del estilo de uno de los directores más valorados de la actualidad. A pesar de su perfección técnica, su madura y detallada manera de contar una trama que nos recuerda a un sin fin de películas del género, y a esa mano privilegiada para manejar la cámara, su última producción me deja sensaciones encontradas, que quizás se deben analizar despacio. Para empezar, el desarrollo de la película peca de cierta falta de emoción, no porque argumentalmente carezca de ella, sino por la manera de desarrollar una trama a la que le falta tensión emocional y que nos suena demasiado a tantas y tantas películas. Considero que lo más importante y llamativo de la cinta está en el guion basado en un mantra repetido en la mente del protagonista, como un factor principalmente existencial.
El protagonista, interpretado por Michael Fassbender, es un metódico asesino a sueldo. Lo encontramos al principio de la película, en plena espera para realizar uno de los trabajos por los que le contratan por mediación de un abogado, aquellas personas anónimas que tanto están dispuestas a pagar por su servicio intachable e infalible. En esa introducción al personaje, Fincher nos muestra su personalidad, sus métodos, su mantra, sus reglas y meditaciones, que le han llevado hasta entonces, a cumplir a la perfección sus encargos. Sin embargo, y a pesar de tan aparente seguridad basada en una esmerada concentración, ese disparo que tan laboriosamente prepara, falla su objetivo. A partir de aquí, todo es nuevo para un asesino imbatible y hasta entonces sin error en su currículum. Tras huir y abandonar el encargo sin llevarlo a efecto, ese mantra que lo mantenía vivo pende de un personal eslabón débil de una cadena aparentemente perfecta. Y es precisamente esto lo que le llevará a involucrarse en un viaje por descubrir quién le encargó aquel fatídico trabajo. Y es aquí, donde Fincher, perpetra una trama definitivamente poco novedosa, aunque formalmente napreciable.
La película se ve con gusto, si bien es cierto que ese mantra repetitivo y martilleante, resulta pelín molesto, más allá de la plomiza banda sonora compuesta con canciones de The Smiths y su vocalista Morrisey. El asesino juega con ventaja en su viaje, ya que mantiene cientos de recursos para conseguir su objetivo. Es cierto que, él mismo se siente perseguido por quien ha decidido cerrar el asunto no acabado, de manera expeditiva pero, Fincher prefiere mostrar la seguridad y la dedicación casi enfermiza del protagonista más allá de lo hay detrás de un encargo fallido. Porque en definitiva, el director busca mostrar al espectador que lo importante de lo que rodea al universo del personaje, es conseguir el fin buscado a base de unos medios infalibles, sin preocuparse del porqué del encargo y, por supuesto, de sus consecuencias. Paradójicamente, el propio asesino descubrirá en su viaje, que la razón de algunos de las consecuencias provocadas por el fallido encargo, tampoco preocupan especialmente al cliente. Es decir, nos encontramos con una pretendida fábula con mensaje, en la que Fincher desea mostrar la deshumanización del mundo actual, en el que lo importante es conseguir los objetivos a toda costa, sin importar a costa de qué ni de quién. 
Formalmente nos encontramos con una película bien realizada y dirigida. Fassbender realiza un concienzudo trabajo de interpretación físico y psicológico. Sin embargo, todo nos resulta conocido, y la presentación del producto es excesivamente lineal, incluso algo plana. La tensión generada, poca en mi opinión, no ofrece al espectador el interés necesario para adentrarse hasta esa supuestamente buscada profundidad de la que aparentemente goza el personaje principal que, finalmente a mí me resulta poco trascendente y además no tan perfecto en su repetido mantra que, demostrado queda, no le funciona siempre que quiere. Posiblemente nos encontremos con la película más simplona, con perdón, de la cinematografía de un director que creo, está por encima de esta su última producción. Aunque creo que volveré a visionarla un día de estos, por mero afán perfeccionista, creo que debemos exigirle un poco más a quien nos ha ofrecido perlas insuperables, como Seven, Perdida, El curioso caso de Benjamin Button o El club de la lucha. Incluso sus propuestas, para mí muy golosas pero quizás más ortodoxas de su carrera, como Zodiac, Millenium y La habitación del pánico, están muy por encima de éste, su última producción.

 





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si comentas, aceptas la política de privacidad. Únicamente utilizaré tu correo para los comentarios. No lo almacenaré ni lo usaré para nada más.