Un marido vuelve a casa, se encuentra la mesita del salón rota y no encuentra a su mujer... A partir de este momento, la trama deviene en un puzzle en el que Fincher desgrana la historia de la pareja protagonista, desde que se conocen, se casan, dejan Nueva York, van a vivir a Missouri y ella desaparece. Paralelamente, el director nos va contando lo que va aconteciendo conforme pasan los días tras la desaparición... Y hasta aquí puedo contar.
Difícil reseña la que hoy presento. Es complicado desgranar una película como "Perdida" sin dar pistas que descubran los rincones y zonas oscuras de la trama. Intentaré, sin mostrar en exceso, analizar el argumento complejo y lleno de detalles de lo que a simple vista podría ser la simple ausencia de casa de una amante y fiel esposa. Lo más importante es el montaje que Fincher presenta al espectador. A lo largo de gran parte del metraje, se preocupa de mostrar el pasado de la pareja y las reacciones del marido, tras la desaparición, a veces extrañas, sorprendido por la falta de su mujer. Poco a poco se van conociendo los típicos secretos de pareja, sus diferencias y la realidad del día a día del matrimonio. Muchos de estos elementos no llaman en exceso la atención, pero van preparando al espectador para lo que se avecina. Sin embargo, en un momento dado, Fincher, como si de un mago se tratara, cambia el chip del film, mostrando lo que no parecía tan obvio.
Aquí está la magia de unos de los mejores directores de la actualidad. Con un montaje complejo y un tempo que maneja a la perfección, va mostrando al espectador la verdadera realidad de la relación de la pareja y el trasfondo que hay tras la desaparición de la esposa. Al final, lo que podría acercarse a la típica trama de telefilm de mediodía, se convierte en un thriller que es capaz, en determinados momentos, de ponerte los pelos como escarpias. La complejidad de la mente humana, la importancia de sentirse en centro, ser el pilar de la pareja y las consecuencias de lo que parece ser pero no es, o lo que es sin parecerlo, marcan lo bueno y malo de una película bien realizada, con una puesta en escena sublime, marca de la casa Fincher. Sin embargo, no puedo ocultar, que la película tiene agujeros en la trama, por decirlo de alguna manera, es posible que no resistiera un visionado estricto y pausado de todo lo que acontece en el film. Y sin embargo, funciona. Fincher lleva al espectador donde quiere, cuando quiere y porque quiere, y él lo sabe, a sabiendas de que se trata de un guión complejo, con partes más débiles que otras y con puntos oscuros. Al director le da igual. El presenta su historia y convence, sorprende y sobre todo... asusta.
Aquí está la magia de unos de los mejores directores de la actualidad. Con un montaje complejo y un tempo que maneja a la perfección, va mostrando al espectador la verdadera realidad de la relación de la pareja y el trasfondo que hay tras la desaparición de la esposa. Al final, lo que podría acercarse a la típica trama de telefilm de mediodía, se convierte en un thriller que es capaz, en determinados momentos, de ponerte los pelos como escarpias. La complejidad de la mente humana, la importancia de sentirse en centro, ser el pilar de la pareja y las consecuencias de lo que parece ser pero no es, o lo que es sin parecerlo, marcan lo bueno y malo de una película bien realizada, con una puesta en escena sublime, marca de la casa Fincher. Sin embargo, no puedo ocultar, que la película tiene agujeros en la trama, por decirlo de alguna manera, es posible que no resistiera un visionado estricto y pausado de todo lo que acontece en el film. Y sin embargo, funciona. Fincher lleva al espectador donde quiere, cuando quiere y porque quiere, y él lo sabe, a sabiendas de que se trata de un guión complejo, con partes más débiles que otras y con puntos oscuros. Al director le da igual. El presenta su historia y convence, sorprende y sobre todo... asusta.
Por supuesto, la película no sería la misma sin la actuación de una sublime Rosamand Pike. Increíblemente auténtica, convincente y peligrosamente manipuladora, la actriz interpreta a la perfección un papel tremendamente psicológico y físico, logrando la mejor actuación de su vida, siendo pieza clave del éxito del film. Afleck, bien, pero algo acartonado, no termina de mostrar todo lo que a lo mejor debiera plantear el papel del marido, no poco complejo pero... no sigo, no sigo. Concluyo por determinar que la película vale la pena. Tiene sus peros, y sin embargo la mano diestra del gran David Fincher supera los obstáculos de un guión no especialmente redondo... presentando un resultado complejo, con una puesta en escena elegante y perfecta. Debería verla otra vez... Ya veremos.
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