"Ozark" - Temporada 4 - 1ª parte

 

Ya tenemos de nuevo a los Byrde en los Ozark haciendo de las suyas, en una nueva temporada estrenada hace unos meses. Lo que sucede es que esta vez, la plataforma Netflix, creadora de la serie, ha decidido programar y estrenar solo la mitad de la temporada, en un afán por alargar ésta en dos entregas distanciadas una de la otra, para desgracia de los espectadores. Esta mala praxis deja un sabor de boca indefinido, desagradable, al disfrutar de una serie de capítulos y dejarnos con las ganas de saber más, pero también con una sensación  extraña, como si la serie, en su primera parte se alargara sin remedio, a la espera de la programación de su segunda parte, en la que seguro se irán resolviendo todos los contubernios que se hubieran creado. Vamos, que este sistema, en mi opinión, no resulta en absoluto positivo para el aficionado, obligado a esperar el final de la temporada unos cuantos meses.

Tras este rollo y medio enfado con el que he comenzado la reseña, os pongo un poco en situación. Tras la muerte del hermano de Wendy y de la abogada de Navarro, Helen Price, los Byrde caminan con cierta seguridad hacia su salida de un callejón del que pocos esperaban que pudieran evadir. Con su acuerdo con la agente del FBI, Maya Miller, y tras haber conseguido la confianza de Navarro y su cártel, parece que, a excepción del preocupante y complicado mosqueo del hijo de la familia, todo va por buen camino. Los negocios legales de la familia se afianzan con la idea de que la familia pueda regresar a Chicago y, parece que definitivamente, Ruth ha decidido trabajar con Darlene y buscar nuevos mercados para su heroína, rompiendo lazos momentáneamente con Marty y Wendy, a pesar de la incómoda deserción de Jonah Byrde.

Pero como podías imaginar, los problemas vuelven a surgir en la compleja y accidentada vida de la familia. En primer lugar aparece por los Orzak un detective en búsqueda de Helen Price, por un tema aparentemente tan nimio como solucionar los papales de su divorcio. Lo que sucede es que este detective es de esos sabuesos que no sueltan presa tan fácilmente. Pero un problema más grave se cierne sobre los Byrde. El sobrino de Omar Navarro interfiere en los negocios de éste en la zona y su desconfianza sobre la manera de llevar los negocios por Marty, pone en riesgo la seguridad de la familia. Javi Elizondo es un hombre con hambre de poder y con gatillo fácil, todo lo cual complicará harto manera la relación de los Byrde, Navarro y el FBI, más cuando Omar decide retirarse e intentar negociar las condiciones con el Oficina de Investigación Federal.

Vamos, que de nuevo tenemos a los Byrde solucionando complicadísimos entuertos con tal de sobrevivir ante tanta contingencia, mientras intentan mantener sus negocios entre la presión Federal y las amenazas del cártel. Los protagonistas siguen firmes en sus interpretaciones, y la inclusión del detective y el sobrino de Navarro ofrece la apertura de nuevas tramas que complican la delicada y compleja vida de los protagonistas. La presencia del personaje de Javi Elizondo, me recuerda mucho a Lalo Salamanca en la serie Better call Saul, en un papel parecido, representando una nueva generación de líderes de los cárteles de la droga, más sangrientos y amenazantes por su manera de hacer las cosas, de manera más pasional y más violenta. Con todo la serie sigue funcionando bien, más allá del rollo de tener que ver ahora una parte de la nueva temporada y tener que esperar para disfrutar de sus conclusión unos cuantos meses.