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lunes, 4 de abril de 2022

Leonor de Aquitania - Régine Pernoud

 

Esta biografía dedicada a Leonor de Aquitania por Régine Pernoud, realizada en los años sesenta y publicada no hace muchos años por la editorial Acantilado, llevaba varios meses, unos cuantos, esperando en mi biblioteca para ser leída por un servidor de ustedes. Y no era por falta de ganas. Por fin he podido ponerme a ello y la experiencia ha resultado magnífica por varios factores. 

El primero y más importante, por el personaje protagonista de sus páginas. Leonor es de esas figuras históricas del medievo, imprescindibles, no solo por el hecho de tratarse de una mujer eminentemente inteligente y llena de posibilidades gracias a su situación privilegiada como miembro de la casa de Poitiers y, posteriormente, como duquesa de Aquitania y Guyena, sino también, por una personalidad llena de entrega, voluntad y visión de estado, más allá de su amor por la cultura, liderada por el novedoso mundo de los trovadores y poetas que figuraban en algunas cortes de Inglaterra y Francia. En segundo lugar, la acertada manera de acercarnos al personaje por parte de la escritora, una eminente investigadora de la Edad Media que además, maneja un estilo cercano, ágil y entretenido, en el a veces arduo camino de cómo contar los hechos y circunstancias que rodearon una época con tantos claro oscuros. Su narrativa en la manera de contar, de estructurar una biografía, resulta casi novelesca. Maneja un sentido literario en el que se involucra de tal manera que una obra de No Ficción toma el ritmo y las características de una novela en la que la protagonista narra mediante el transcurrir de su vida, mucho más que sus propios actos y designios. Y es aquí donde aprovecho para indicar que, en tercer lugar, esta modélica biografía nos sitúa en la época dorada de los Plantagenet, esa gran dinastía que gobernó a caballo entre Inglaterra y los territorios adheridos en Francia a su corona, en base, dicho sea de paso, a la segunda boda de Leonor con el rey Enrique. De esta manera y siguiendo las pistas de los hechos que rodean a nuestra protagonista, desde su nacimiento, casamientos y las relaciones con sus maridos y con sus hijos e hijas, la autora nos va desgranando lo acontecido a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XII, un siglo lleno de acontecimientos que marcarán, de alguna manera, el devenir de los años en las relaciones entre Francia e Inglaterra, además de enlazar al lector con Tierra Santa, Sicilia, Castilla, Navarra y el Papado de Roma, entre otros.

Leonor acapara a su alrededor distintos momentos de poder, tanto en sus propios territorios al suroeste de Francia, como posteriormente siendo esposa del rey de Francia o aportando a su siguiente marido Enrique de Inglaterra, todos sus territorios para conformar un gran reino gobernado por la dinastía Platagenet. Pero en su vida surgen problemas y no pocos, especialmente en su relación personal con Enrique y alguno de sus hijos, especialmente Juan, lo que le llevó a estar apresada durante casi diez años provocando un momento de zozobra personal. Sin embargo, su vida se completó y enriqueció de poetas, seguidores y aduladores, además de que su responsabilidad de estado la llevó a Sicilia y a Tierra Santa, siguiendo el camino de su más famoso hijo, Ricardo, conocido como Corazón de León, o en sus últimos años trasladándose más allá de los Pirineos, a Castilla, para concretar el casamiento de su nieta con el rey de Francia. Leonor vivió más de ochenta años en un ir y venir de cortes, en base a su situación de consorte, madre y abuela de reyes y reinas, en una Europa en crisis plena territorial y espiritual, en una época denominada como el renacer de la cultura en base a los trovadores y poetas que cruzaban el continente de norte a sur y de oeste a este, mientras los cristianos defendían sus posesiones en el Mediterráneo oriental por mantener el tráfico con el más lejano Oriente para obtener aquellas riquezas de las que se gozaba en las cortes de Aquitania, Normandía, Inglaterra y Francia. Tierra Santa no solo era por entonces un lugar focalizado por la Fe, sino que también era lugar de tránsito obligado de mercaderes italianos que con sus flotas, unían oriente con las cortes europeas. 

Y en todo ese tránsito de guerras, luchas dinásticas y territoriales, pendencias espirituales y afán de dominio económico, Leonor despuntó, como nos lo cuenta Régine Pernoud, en esta deliciosa y ejemplar biografía de un personaje único en su época, amante de la vida, responsable de su condición y de su entorno más cercano y señora fiel de sus señoríos. Una mujer que no temió enfrentarse con quien hiciera falta para defender sus ideas y pretensiones dinásticas y territoriales, para bien y poderío de los suyos, casi siempre. Otra historia es su relación, compleja y esquiva, con su hijo Juan, el llamado Sin Tierra. En definitiva, estamos ante un libro al que no le pesan los años y que bien merece una lectura.

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