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lunes, 11 de abril de 2022

"Lejos de África" - Isak Dinesen

 
Como en otras ocasiones pasadas, me acerco a esta novela que hoy reseño, como consecuencia directa de haber visto la libre adaptación al cine del director Sidney Pollack, realizada en 1985, siendo además una película ampliamente galardonada con siete premios Oscar. Años después de disfrutar el film, y ya cuando el espíritu de la lectura comenzó de veras a llenarme intensamente, leí que la autora del libro estuvo valorada para otorgarle el Premio Nobel de 1962, año de su fallecimiento. Bueno, pues hace unos diez años localicé la edición que Círculo de Lectores había editado de la obra y no ha sido hasta este año, que me he lanzado a leer esta meritoria, sentida y evocadora obra de la autora danesa Karen Bixen, cuyo pseudónimo es Isak Dinesen.

La novela gira alrededor de las experiencias de la propia escritora, en forma de las memorias de su paso por África, cuando casó y se estableció unos años en una granja de Kenia en la que se dedicó al cultivo del café. Nos situamos entre el comienzo de la Primera Guerra Mundial y principios de los años treinta. A lo largo de esos veinte años, la autora convivió con otros colonos de la zona y con los nativos con los que le tocó convivir, como propietaria de las tierras en las que vivía una importante población de kikuyus, muchos de ellos aparceros, personas del servicio de la casa y personal de la granja junto con otros nativos masáis y somalíes. Su narrativa circula alrededor del día a día de aquella estancia, desarrollada en base a su relación con sus vecinos occidentales, con los que celebraba safaris, cenas y convites y con los que tenía una especial relación. Estos eran originarios de Inglaterra y países nórdicos, y en el momento de la confrontación surgida de la Primera Guerra Mundial, incluso participó como encargada del transporte de víveres y suministros al mando de alguna caravana de carros de bueyes en aquella zona de retaguardia del continente africano. 

Sin embargo donde más interesante resulta su narración es donde desarrolla y narra su relación con los nativos con los que se relaciona. Y lo hace desde un punto de vista occidental, con una posición de superioridad, pero también, es verdad, demostrando un cariño y respeto por aquellos con los que convive en aquellas lejanas tierras. En sus páginas no solo cuenta la relación con ellos, cercana y lejana a la vez, sino que también aprovecha para describir tradiciones, creencias y la manera de vivir y socializar con los kikuyu. Estos fragmentos de la obra resultan muy instructivos y también, en algunos momentos, algo áridos. La autora explica entre otras cosas, cómo se asimilaban o rehuían algunas situaciones con los europeos, como por ejemplo e cuanto a su relación con los avances tecnológicos, los misioneros cristianos o el uso de la medicina occidental. Por demás, está claro que a pesar de que Karen era una occidental de cabeza a los pies, tuvo una especial relación con sus kikuyus, a los que siempre que podía quería ayudar y mejorar su situación como aparceros y trabajadores en sus posesiones. 

Pero lo que pone a gran altura literaria a estas memorias es su manera de escribir y narrar su vida en Kenia. El calibre literario de esta obra cabalga entre las espectaculares descripciones que realiza del entorno en el que vive y la manera de contar al lector todos los eventos, por muy nimios que fueran, que le suceden a lo largo de los años que nos describe en sus páginas. La autora desarrolla estas memorias con gran sentimiento,  construidas como una concatenada serie de lineales relatos, en los que refleja las sensaciones profundas y veraces que le provocan los paisajes de la granja, sus animales y, como no, los nativos de su entorno. Y lo hace con un perfil, en ocasiones, casi poético, pero en ningún momento lejano a la realidad de aquellos bellos parajes. De la misma manera que narra de esta manera lo bueno que sucede en su vida, afronta con el mismo espíritu literario las complejas vicisitudes que le acontecen, en especial en lo relativo a sus cultivos de tabaco y la compleja relación cultural con sus queridos kikuyus.  

Lejos de África merece ser leída, no solo por evocar aquellas tierras duras y bellas a la vez, de una Kenia todavía colonial, sino por disfrutar del encanto de una literatura bella en fondo y forma, sensual en sentimientos, colores y aromas, así como por su capacidad de acercarnos a las características de la cultura de los nativos, especialmente los kikuyu, tan divergente en cuanto a su sociabilidad con ellos en una curiosa y diversa manera de ver la vida. La autora consigue que veamos a través de sus ojos, paisajes y escenarios acompañados, de manera inseparable, de los sentimientos que le producen, todo ello muy evocador y expresado con una literatura tan descriptiva como personal y muy enriquecedora. Un libro para paladear y disfrutar. 


2 comentarios:

  1. Es una escritora extraordinaria, de gran sensibilidad. Y de no haber sido por la película, seguramente no nos habríamos enterado de su existencia. También es una excelente escritora de relatos. Inolvidable su "El festín de Babette", que también fue llevada al cine.
    Una reseña muy acertada, Íñigo.

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    1. Qué placer verte por aquí... La verdad es que estoy interesado en leer sus relatos. Me parece una autora a la que le van mejor las narraciones cortas. A fin de cuentas "lejos de África" no es más que un conjunto de relatos y experiencias personales unidas en unas memorias... Lo digo porque me da la impresión que la línea que une este libro es obviamente Kenia y la granja de la autora y poco más.

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