Producida y estrenada por Netflix en 2017, esta película versa sobre el general Glenn McMahon, jefe de la ISAF en Afganistán, en unos años en los que la estrategia y la presencia estadounidense, pasaban por momentos de cambios, en su búsqueda de una deseada pacificación y una progresiva retirada de las tropas extranjeras. Realmente el protagonista, el general en cuestión, es la personificación de una visión irónica y satírica del auténtico personaje al mando de las tropas extranjeras en Afganistán entre los años 2009 y 2010, el general Stanley McChristal. Su especial implicación en el conflicto, sus discrepancias con Obama y un artículo muy crítico en la revista Rolling Stone, provocaron su destitución tras un breve año de estancia en aquel difícil territorio.
Brad Pitt interpreta al personaje del general en esta película dirigida por David Michôd, director entre otras, de la notable Animal Kingdom y la más reciente y mediocre The King. En base al libro escrito por el mismo autor del artículo publicado en Rolling Stone, la película busca definir de manera irónica, el paso del general por la comandancia del ISAF en Afganistán. McMahon aparece como un militar de carrera muy condecorado tras importantes victorias contra la insurgencia de Irak. Si bien su misión era reconocer la situación de Afganistán en vistas a una retirada progresiva del país, sus miras iban encaminadas a vencer al enemigo talibán y crear un acercamiento amigo con la población de aquel país. Su visión de la insurgencia y la lucha contrainsurgente, pasaba por evitar víctimas civiles y aumentar el número de tropas norteamericanas. Su opinión sobre las tropas de otros países indica la poca confianza que tenía en ellas, más allá de la desorganización de las mismas y las diferentes implicaciones internacionales en el conflicto armado.
La película presenta a un general lleno de manías y tics, entiendo que magnificados por la visión de su director y en base al libro del periodista de Rolling Stone. Además muestra cómo se hacía acompañar de un equipo de colaboradores no especialmente preparados, pero totalmente fiel a la figura del general. Su dedicación al ejército era total, hasta el punto de que toda vida social le era ajena, incluida su relación con una esposa abnegada pero también abandonada por un militar casado con el cuerpo de los Rangers. Las diferencias entre Mac Mahon y el embajador en Kabul y la administración Obama, fueron claras y diáfanas desde el inicio de su mando. Su visión de la guerra aparecía malformada e influenciada por un deseo, en aquel momento totalmente irreal, de alcanzar la victoria final. Como bien dice uno de los asesores de la embajada, si la guerra no se ganó en los seis primeros meses del conflicto, ahora difícilmente se conseguiría. Y los años le han dado la razón...
Con todo, el director también nos muestra a un hombre sin malas intenciones, un hombre bueno, tal como lo describe una parlamentaria alemana en su visita a Berlín, interpretada por la actriz Tilda Swinton. Sus convicciones no le dejaban ver la realidad de la situación en Afganistán y sus críticas a Obama y sus colaboradores en la administración en Kabul y Washington, más allá del comportamiento de su equipo durante un viaje a Europa en su búsqueda de apoyo militar de los aliados, lo defenestraron definitivamente. Paralelamente a esta visión del general, el director nos presenta algunos momentos de la vida cotidiana en el frente, de un grupo de marines durante el mando de McMahon. Su fin, mostrar el estado de baja moral de las tropas en un Afganistán en el que no podían diferenciar al civil amigo del afgano insurgente, simplemente porque era imposible, ya que la insurgencia armada estaba integrada en la sociedad de los poblados de Afganistán. Frente a esto, las bajas civiles y la desesperación de las tropas eran asuntos muy difícil de solucionar.
Brad Pitt realiza una notable actuación, en una interpretación en la que extrema las manías, gestos, tics y la idiosincrasia del general McChristal buscando, sin duda alguna, socavar la imagen del militar. Aunque también es verdad, que lo hace con cierto respeto al personaje, en vistas a expresar sus buenas intenciones. Tanto es así que en el fondo de su interpretación hay cierto dolor y comprensión por un personaje comprometido con su trabajo. Le acompañan a Pitt algunos secundarios interesantes, especialmente en lo que se refiere a su equipo de confianza. Para terminar, comentar las escenas completamente chispeantes y llenas de ironía, en las que se muestra la figura del presidente de Afganistán, Hamid Karzai, interpretado por Ben Kingsley, en una visión muy crítica con el personaje, su postura al frente del gobierno y su cómoda pero también incómoda posición ante la presencia de los americanos en el país,
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