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martes, 23 de junio de 2020

"Moneyball"

Tras alcanzar los playoffs de la Liga de béisbol norteamericana, los Athletics de Oakland deben reestructurar su equipo al perder a sus tres mejores jugadores en el mercado de verano a favor de equipos con más presupuesto que los californianos. Heredero de viejas glorias, los A´s son un equipo menor a nivel presupuestario y difícilmente pueden lanzarse a fichaje de grandes estrellas. Billy Beane, exjugador que no pasó de ser una eterna promesa tras fichar como profesional, es el director deportivo y manager general del equipo. La jungla de los fichajes dispara los contratos a niveles presupuestarios desmedidos y plantea un campo de juego parecido a un mercado persa. En su opinión la política de fichajes del club está anticuada y no devolverá tiempos mejores para la nueva temporada que empezará en breve. En su lugar decide fichar a un joven economista, especialista en un programa basado en estadística, para revolucionar al club con la contratación de un tipo de jugadores que son denostados por otros equipos. Su finalidad, buscar una media ponderada y exitosa de cruces de estadísticas en las que se valoren ciertas capacidades de los nuevos jugadores y un bajo precio de mercado. Ante la sorpresa de propios y extraños y tras luchar contra viento y marea, su plan comienza a dar resultados. Los hechos que se cuentan en la película son verídicos.
Brad Pitt interpreta a Billy Beane. El pasado de su personaje pesa en su manera de ser. Nunca ve en directo los partidos del equipo. Posiblemente la larga sombra de haber sido un fichaje sonado y resultar un auténtico bluff, marca un trauma en cuanto a cierta superstición en el seguimiento del equipo. Sin embargo en su trabajo es un crack, y su pasión por el béisbol y su fidelidad por el club que le paga, es innegable. Su visión de lo que quiere para el equipo choca con el grupo de ojeadores de los A´s. La llegada del joven Peter Brand, encarnado por Jonah Hill, es la excusa perfecta de Beane para lanzarse a degüello con su nueva y revolucionaria visión de fichajes. Todo pura estadística, un medio que con los años no solo copa la planificación y los fichajes en el beisbol, sino también en otros deportes profesionales como el baloncesto. La anticuada visión de fichar un jugador perfecto en una dinámica de juego, pasará a la historia tras la propuesta de Beane. Su confianza en la nueva fórmula, unida a una desesperante huida hacia adelante cambiará la visión del deporte para siempre.
Las interpretaciones de Pitt y Hill funcionan como un reloj, acrecentando el acierto del director Bennett Miller, de cuya mano también han resultado las sobresalientes películas Truman Capote y Foxcatcher, ésta última, también ambientada en el mundo más profundo de los deportes y sus entrañas más desconocidas. Miller no ha dirigido ninguna otra película y ya han pasado seis años. Su visión del alma de sus personajes, la ética en el deporte y la intervención de factores como el éxito, la victoria, el dinero y la fama, forman parte de sus historias plagadas de personajes redondos y complejos. Moneyball es el ejemplo de cómo saber captar el interés del espectador nada docto en los universos que afronta, y lograr una producción que levanta interés y plantea historias personales y humanas cercanas y que atrapan. El mundo del béisbol es un concepto que en Europa no dominamos, ni la pasión que despierta ni la capacidad de su público por afrontar más de tres horas de partido. Sin embargo, la capacidad del director en cómo manejar historias y personajes, es más que suficiente para captar el interés de la crítica y público. No es casualidad que entre sus tres películas encontremos con dieciséis nominaciones a los premios Oscar, incluidas seis a la película que reseño hoy.

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