Estrenada y vista en un santiamén la quinta temporada de Better call Saul, no me queda más que decir que nos encontramos ante una de las series más robustas y redondas de la actualidad, hasta el punto de no dudar en equipararla a su precedente y hermana mayor Breaking bad. Los protagonistas y las tramas conjugan a la perfección, creciendo temporada tras temporada en interés. La capacidad de sus creadores y guionistas para enlazar los dimes y diretes de los personajes con lúcidos y sesudos diálogos, ensamblan capítulo a capítulo, una serie que sin querer correr, avanza poco a poco y con seguridad en las historias que rodean a nuestro abogado favorito en su heterodoxo ejercicio de la abogacía y su devaneo con el mundo del tráfico de la droga, en el que se está introduciendo peligrosamente. La verdad es que esta temporada ha sido apasionante, en especial los tres últimos capítulos donde la tensión destilada en las tramas no permiten levantar el culo del asiento, la verdad.
Hablemos un poco de cada una de las tramas de esta temporada. Saul y Kim mantienen su relación en un juego de medias verdades y mentiras, del que deberán salir adelante, tomando una decisión no tan imprevista, pero sí determinante para la pareja. Profesionalmente, Kim continúa trabajando para Mesa Verde, aunque parece que si no le falta convicción, tiene algunas dudas sobre si su futuro está en los proyectos desarrollados por dicho consorcio financiero e inmobiliario o su destino se acerca más al universo del bueno de Saul. Un Saul que una vez recuperado el permiso para ejercer la abogacía, renueva su ímpetu y particular manera de trabajar entre sus clientes de siempre, algunos de ellos, casos perdidos que sobreviven gracias a las tácticas del abogado. Sin embargo, su relación con Mike, que continua trabajando para Gustavo Fring en su particular guerra con los Salamanca y, particularmente Lalo, el nuevo líder de la familia en la zona, le llevará a introducirse en el caprichoso y peligroso mundo de la droga, pasando a ser una pieza importante del enfrentamiento entre ambos contendientes por hacerse con el territorio. Igualmente el personaje de Nacho Vargas, quien siempre había trabajado bajo la sombra de Héctor Salamanca, comienza a ser preponderante en esta guerra manipulada por las estrategias de Fring y Mike. Y no cuento más, porque realmente vale la pena disfrutar capítulo a capítulo de esta apasionante temporada, donde las posiciones de los protagonistas van tomando conciencia de la peligrosa realidad en la que se están metiendo.
Creo que ya lo he dicho todo. Resaltar la trama que rodea la llegada de Lalo para dirigir a los Salamanca en la zona y su guerra con Fring. Mientras Saul se enmaraña en ella, su relación con Kim se complica, pero también crece en la serie, ofreciendo al espectador una razón más para quedarse atrapado en sus capítulos. Saul no desea involucrar en sus asuntos escabrosos a Kim, pero ¿y si ella sí quiere, aunque le parezca que se amparan peligrosamente en la heterodoxa manera de ver el ejercicio del derecho de su compañero, y si además, en ocasiones le oculta su modo de proceder? El momento en el que la tormenta se cierne sobre el abogado, ella deberá elegir si apoyarle o mantenerse a su lado. ¿Qué más razones hacen falta para que te pongas ya a disfrutar de esta temporada?
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