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martes, 14 de enero de 2020

"Historia de un matrimonio"

Me imagino que no es casualidad que la plataforma Netflix ha hecho coincidir el estreno de esta película y de El irlandés en el periodo perfecto para que ambas producciones accedan a la larga lista de premios cinematográficos del año. Lo digo, porque sin duda ambas producciones aparecen en las listas de nominaciones y premios de todas ellas y no es por pura casualidad. Historia de un matrimonio cuenta el desarrollo del divorcio de una pareja de artistas, él, director de teatro y ella, actriz. Ambos se enzarzan en una batalla que, si bien en un principio, podía ser incruenta, con el paso del tiempo, la intromisión de los abogados y el resquemor escondido en sus sentimientos, terminará por tener que sortear un auténtico campo de minas, que solo traerá resentimiento, incomprensión y dolor.
Del director Noah Baumbach solo había disfrutado de Margot y la boda, película que me dejó un buen sabor de boca. De la misma manera que en aquella ocasión profundizaba en las diferencias y roces de una familia en plena preparación y celebración de una boda. En este caso, Baumbach realiza un viaje a la relación de un matrimonio en el que, el amor de ambas partes sirvió de nexo de unión e inicialmente estuvo lleno de sacrificio, generosidad y buen entendimiento, llegado un punto de no retorno, se convierte en un pulso por conseguir los intereses que si bien antes parecían comunes, no lo eran tanto. El daño sufrido por una de las partes, fuerza pasar de un pretendido entendimiento, a una guerra en la que los abogados dirigen un caminar hacia un divorcio en el que los daños y el sufrimiento acompañaran tan duro camino.
Nos encontramos con una película larga, de más de dos horas de duración, en la que además, su estructura en algunos tramos, muestra un alto componente teatral, potenciando profundos y dolorosos diálogos y, como no, la posibilidad de lucimiento de ambos intérpretes. Sus papeles juegan en una metamorfosis, en la que el inicial respeto mutuo, va derivando hacia la explosión de sus resentimientos y silencios callados a lo largo de su matrimonio, potenciando el clímax actoral de ambos actores. Tanto Scarlett Johansson como Adam Driver realizan portentosas, sentidas y creíbles interpretaciones, conformando junto a un estupendo y profundo guion, una película que, a mí personalmente, me ha dejado una honda huella, un nudo en el estómago, por su planteamiento realista y doloroso de la separación de un matrimonio con un hijo en común y el posterior divorcio. Desde luego podría decirse que es una honrosa heredera de aquella magnífica Kramer contra Kramer dirigida por Robert Benton e interpretada por los grandes Dustin Hoffman y Meryl Streep. Desde luego me alegro especialmente por Johansson y Driver, en una demostración fidedigna de su capacidad de interpretación y amplitud de roles. Comparto, como siempre, el trailer de la película y la maravillosa escena en la que Adam Driver interpreta la canción "Being Alive".



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