Segunda entrega del cómic creado por Robert Kirkman y dibujado por el italiano Lorenzo De Felici, en el que el planeta Tierra sufre un extraño evento producto de un experimento, y parte de su superficie viaja a un universo paralelo. Tras la presentación de los protagonistas en la primera entrega, donde dos hermanos que fueron separados por aquel extraño suceso vuelven a encontrarse años después, este segundo tomo, nos retrotrae al momento en el que todo sucedió y los desencuentros de ambos personajes y las consecuencias de su separación y el discurrir de ambos universos.
A base de presentar flashbacks desarrollados por Kirkman en este tomo, los hermanos Cole, muestran al lector sus sentimientos de culpabilidad y de libertad, contrapuestos según el foco con el que se mida la vida de ambos en uno u otro universo. Si bien uno de ellos se culpa de lo sucedido y es por ello por lo que intenta no solo salvar a aquellos que quedaron perdidos en aquel mundo paralelo, el otro echa de menos una sociedad en la que el peligro y la continua situación de alarma, modela una equitativa y solidaria manera de convivir. Sus prioridades son diferentes y por ello, provocan un nuevo evento, si bien más limitado, pero que vuelve a poner sus vidas en peligro, aunque de alguna manera, esa situación les hará ver sus vidas desde otra perspectiva. Kirkman, al igual que en su serie Los muertos vivientes, se esmera en enfrentar modelos de sociedades, maneras de convivir, en las que chocan los modos a los que nos hemos acostumbrado en la actualidad, en contraposición al resurgimiento de convivencias más arcaicas pero también más igualitarias. Desde este punto de vista resulta interesante su punto de vista.
Otra cosa es que la trama resulte harto inverosímil y en ocasiones difícil de seguir. Los cambios constantes de plano entre los universos juegan con el factor sorpresivo y desconocido de la ciencia ficción, con lo que en algunas fases, el resultado es tan alocado como sorprendente. Con todo, el manejo de los conflictos personales mezclado con esta historia fantástica a mi me está resultando bastante entretenido. La complicidad del Kirkman con el dibujante debe ser perfecta y, en este caso, De Felici creo que cumple bastante bien con su cometido. Si bien, no me gusta nada su tratamiento de los rostros y figuraciones de los protagonistas, me quito el sombrero ante su creación del universo paralelo lleno de fantasía y seres extraños que invaden este cómic. En esta segunda entrega, quizás el dibujo del italiano aparezca más embarullado, menos conciso que en los números que completaron el primer tomo. Sin embargo su imaginación desbordante y la aplicación del color de Annalisa Leoni, funcionan muy bien y a mi me parece un gran aporte al cómic. Aún así, miedo me da hacia donde se dirige esta trama guionizada por Kirkman. La separación entre el éxito y el desastre en el género de la ciencia ficción, resulta demasiado fina como para poder definir lo que vendrá en siguientes entregas.
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