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lunes, 15 de julio de 2019

"El oasis perdido. Almásy, Zerzura y la guerra del desierto" - Saul Kelly

Todo buen aficionado al cine recuerda aquellos planos maravillosos del desierto de Libia rodados por Anthony Minghella para la película "El paciente inglés". En mi caso, aquellas escenas y la historia llevada a la pantalla y merecedora de nueve premios Oscar, me llevaron a leer la novela en la que se basa, escrita por el escritor canadiense Michael Ondaatje y ganadora de un premio Booker. Estaba convencido que esta maravillosa fusión tan brillante de literatura y cine, debían esconder una historia emocionante y real. La editorial Desperta Ferro publicó el año pasado un ensayo dedicado al trasfondo histórico que hay detrás de tan sugerentes obras.

Dos pivotes enlazan la ficción con la realidad. El personaje del conde László Almásy, es el eje sobre el que gira este ensayo, con la intención de aunar a su alrededor exploraciones, nombres propios, conflictos fronterizos y actos de espionaje, desarrollados en los años treinta del pasado siglo y el final de la Segunda Guerra Mundial.  Además, a ello se une la presencia del desierto libio, en toda su inmensidad, como omnipresente protagonista que se presenta como algo inmutable en el tiempo, casi insondable, jalonado de grandes misterios y escasos oasis, pero sobre todo resistente a ser limitado por fronteras y límites plasmados por el hombre y países en sus mapas. A partir de estos puntos de partida y con una necesaria visión desmitificadora del protagonista de "El paciente inglés", Kelly se enfrenta a la nada desdeñable misión de plantear al lector las exploraciones y los retos que un puñado de aventureros en su empeño por explorar y vencer las adversidades del Gran Mar de Arena, el territorio del Gilf Kebir o la posición de Kufra y el cercano Triángulo de Sarra.

Sin embargo, todo el romanticismo aventurero transmitido y compartido por personajes como Almásy y los británicos Bagnold, Cayton, Predergast y muchos más, conforme avanza la historia a lo largo de los años treinta, se encamina al desastre, provocado por los intereses patrióticos y personales, promovidos por el conflicto mundial. Los sueños, que en un inicio hicieron que un grupo de aventureros buscarán juntos nuevas rutas viables para los vehículos mecanizados en un afán por vencer al terrible desierto y descubrir las huellas de sus antiguos moradores y sus caravanas, así como el mítico oasis de Zerzura, con el que se bautizó al club que formaron,  se desvirtuó con el tiempo. Nuevos tiempos y ansias de poder llevaron a Italia y a Inglaterra a pugnar por el territorio, y todos los que habían pasado hambre y sed, codo con codo, en las ardientes arenas terminaron por tomar partido, primero en la carrera de Mussolini por forjar un imperio en África y después en el pulso por controlar los pasos y oasis con vistas al conflicto en ciernes.

Fueron años en los que no solo se experimentó con los vehículos rodados, algo que se desarrollaría  principalmente en las filas británicas de la mano del Long Range Desert Group en la Segunda Guerra Mundial, sino que también se hicieron enormes adelantos en la aviación sobre el desierto y su navegación, en confluencia directa con las misiones terrestres. Es precisamente con el comienzo de la guerra cuando las experiencias desarrolladas años antes, avanzan en el afán por controlar rutas secundarias, atacar por sorpresa a las columnas enemigas e incluso servir de vías de entrada y salida a los servicios secretos vinculados a los contendientes. Ambos bandos se surtirán de los miembros del Club Zerzura enfrentándolos en diferentes misiones, cada una de ellas acometidas con distintos resultados, pero al final, claramente desequilibrantes a favor de los esfuerzos británicos por adaptar los conocimientos de sus compatriotas a la guerra en el desierto. Es curioso, como tras la guerra, algunos de ellos volvieron a encontrarse en circunstancias, un tanto comprometidas para el Conde Almásy, perdedor inequívoco pero siempre altivo, y enaltecedoras para su alter ego el General de Brigada Ralph Bagnold, uno de los grandes protagonistas junto a Pat Clayton de este esclarecedor, entretenido y por qué no, romántico viaje a los confines del desierto Libio.