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lunes, 1 de julio de 2019

"El hombre más buscado"

Cinco años han tenido que pasar para encontrarme con este film. Estrenado en el año 2014 y dirigido por Anton Corbijn, "El hombre más buscado" cuenta con un importante plantel de actrices y actores, entre los que encontramos al fallecido Philip Seymour Hoffman, en su última interpretación de importancia antes de su desaparición. Al director lo recordamos por la interesante película "El Americano" y por la grabación y montaje de un par de conciertos de Despeche Mode. Además realizó en 2015 una cinta sobre la relación entre James Dean y el fotógrafo Dennis Stock, que pasó sin pena ni gloria. Desde entonces nada sabemos de Corbijn.

Cuando es localizado en Hamburgo un inmigrante ilegal de origen ruso-checheno, los servicios anti terroristas alemanes se ponen en alerta. Desde los atentados del 11-S la vigilancia es intensiva, a pesar de las diferencias y tensiones creadas entre los distintos departamentos de seguridad del país. Una vez que el checheno es acogido por una abogada especialista en inmigración y se descubre que el joven puede heredar una inmensa fortuna de su padre, un exmilitar  soviético, el equipo liderado por el agente encarnado por Hoffman, aprovechará la ocasión para intentar descabalgar y desenmascarar a un empresario saudí implicado en blanqueo de dinero y compra de armas al servicio del terrorismo islámico. Por supuesto, los servicios de espionaje americanos no perderán la ocasión de intervenir en su investigación.
La película, basada en una novela de John Le Carré, no solo presenta al espectador una inquietante y enigmática trama llena de suspense al más celebrado estilo del escritor, sino que además es capaz de afrontar con cierto éxito ese halo de perdedor que siempre asoma en los protagonistas del novelista británico. En este caso, el protagonistas, encarnado por Hoffman, se presenta como un hombre apesadumbrado por una operación en Beirut que no salió como tenía que haber salido. Su ánimo parece aferrarse a la esperanza de que sus pesquisas sobre el sospechoso empresario saudí, le saque del profundo pozo en el que se encuentra. La actuación del Hoffman resulta convincente en su preocupación por resolver el enigma y, por otro lado, su interés quitarse de encima la sombra de su fallida operación anterior y la presión de otros departamentos de seguridad, incluido el siempre esquivo y sospechoso servicio de espionaje norteamericano. Para aumentar más aún el nivel de suspense y dudas al que se enfrenta, la posición del refugiado plantea un buen número de preguntas sobre su pasado, con lo que se plantea al espectador, las dificultades reales a la hora de confiar en las versiones presentadas a su alrededor y, como no, la realidad o no de las informaciones conseguidas. Para ello, la figura de la abogada de inmigración, se presenta como la postura conciliadora y esperanzadora de que quizás las cosas sean tal y como se plantean, sin atisbo de duda, por el mero hecho de confiar en el joven, aparentemente desvalido.
Como he dicho inicialmente, la película se acompaña de un buen número de estrellas. Junto a Hoffman, encontramos a Rachel McAdams, Willem Dafoe y Robin Wright. Todos ellos plantean sus actuaciones la ritmo de un guión entretenido, lleno de rincones oscuros y planteamientos de desconfianza y duda, donde el montaje conjuga bien los ingredientes de un thriller que adapta con solvencia el trabajo de Le Carre. La mano del director se nota, especialmente en la solidez con la que encara la dirección de actores y cierta elegancia en las cámaras. Estamos ante una solvente película, perfecta para el gusto de los aficionados al thriller y al género de suspense y espías, al mejor estilo clásico, incluida la presencia de cierto espíritu de perdedor que sobrevuela a los personajes del novelista. En definitiva, una película sobria y más sesuda de lo que parece, sobre todo en lo que respecta al protagonista interpretado por Hoffman, sin duda, su último gran papel, y a la que se merece echarle un vistazo.