Cuando Joe Coughlin entró a robar con sus dos compinches, los hermanos italianos Paolo y Dion, en una timba de póker en el territorio de Albert White, no sabía que este hecho le iba a marcar toda su vida. Hijo menor del subjefe de policía de Boston, su carrera descarriada y llena de rebeldía, se iba a reconvertir de una carrera de obstáculos que le llevaría a sufrir condena en la cárcel durante dos años, pasar más de una vez por la sala de cirugía de un hospital, controlar el tráfico de ron en Tampa, Florida, y conocer las bulliciosas calles de La Habana. Y todo ello por culpa de una mujer, una mujer que cambiaría su destino desde el mismo día en que entró en aquella sala de juego.
Dennis Lehane traslada al lector al periodo entre los años 1929 y 1935. En estos años EEUU se encuentra bajo la Ley Seca, los gángsters dominan el negocio del alcohol, la Gran Depresión asola el país y Cuba surge en el horizonte, con sus inmensas plantaciones de tabaco, entre dictadores y el poso revolucionario. Lehane nos guía a lo largo de esta novela, de la mano de Joe, para mostrar la realidad de un país en donde los jefes mafiosos matan por controlar el alcohol, el juego, la droga y la prostitución, auténticos filones de dinero, donde ni los impuestos ni la policía, casi toda ella comprada por la mafia, juegan una carrera por saciar su avaricia. La población duramente golpeada por la crisis, bebe y se alimenta de estos productos, flanqueando tiroteos, ejecuciones y luchas de poder, mientras la vida de la noche es la que lidera la subida o la caída de personas que como Joe andan por el filo de la navaja.
Es curioso y loable la perfección con la que Lehane nos lleva de la mano por la Norteamérica de aquellos años. Consigue que aunque no conozcamos las calles de Boston o de Ybor, en Tampa, el lector se imbuya en sus diferentes ambientes, olores y sonidos, los cuales consigue que se capten a la perfección. Además sus personajes rebosan personalidad, con sus debilidades y fortalezas, pero siempre jugando con su humanidad, sobre todo en el ámbito de sus protagonistas. Joe es un sólido protagonista, en el que se equilibra su identificación con un fuera de la ley, su amor y respeto por la familia y sobre todo su perfecto conocimiento de lo que está bien y esta mal, en un mundo lleno de codicia y asesinatos. Y todo esto lo hace creíble y real, como a la mayoría de sus personajes. Algunos son triunfadores en su vida, otros siempre, siempre en su mediocridad, lo perderán todo.
Grandes muy grandes resultan las páginas de la estancia de Joe en la cárcel, en donde se embrionará todo su futuro, la llegada y estancia en Florida, en donde se describe con gran mérito, el negocio generado alrededor del ron y sobre todo su relación con el racismo de una época donde el Ku Klus Klan tiene su cuota de poder y la religión resulta el único refugio de quienes pretenden huir de la violencia y el vicio. Pero donde Lehane lo borda de verdad, es en las escenas de enfrentamiento dialogado entre los personajes. La velocidad y agilidad con la que se presentan estos duelos, son endiablados y resultan magníficos, aportando transparencia en el alma de los protagonistas. Para terminar no podemos olvidar la importancia que el escritor le da a esos momentos álgidos de acción e intercambio de disparos, en los que la acción supera casi la realidad, generando un proceso de sugestión y tensión en el lector.
En definitiva un cuadro histórico y humano de una época, desarrollada en el género negro, de la mano de un gran escritor y narrador de historias y personajes. Como siempre, Lehane lo borda. Recomendable es poco.