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jueves, 9 de febrero de 2017

"Manchester by the sea"

Una película, a primera vista con una trama convencional, puede convertirse en un historia sentida y redonda si se plantea con una buena mano en la dirección, un acertado casting y sobre todo un guion solvente y equilibrado. "Manchester by the sea" es el perfecto ejemplo de esta premisa con la que empiezo la reseña de hoy. Un conserje de Boston, con un trabajo poco ilusionante, recibe una llamada en la que le informan de la muerte de su hermano mayor. Para atender el testamento y gestionar el funeral, acude a Manchester-by-the-sea, de donde la familia es originaria. Allí descubrirá que ha sido designado tutor de su sobrino, un joven de 16 años. En el trascurso de esta visita, los recuerdos y la realidad de su situación actual, años después de abandonar esta localidad, le plantean cómo posicionarse en la vida, con su entorno y consigo mismo.

Lo que podría contener una historia anodina y vulgar para el espectador, se convierte en una experiencia llena de sentimientos encontrados y situaciones marcadas por unos hechos ocurridos a los protagonistas y particularmente al personaje interpretado por Casey Affleck, planteados por el director en continuos flashbacks. Con un montaje tan inteligente como oportuno, Lonergan desarrolla el encuentro de tío y sobrino, al mismo tiempo que va descubriendo al espectador, el pasado que marcó la vida del protagonista. Sin ser una película de suspense, el director juega con el ritmo lento y pausado de la trama para ir desarrollando presente y pasado, de una manera tan elegante y sentida, que activa e implica el interés del espectador conforme la película avanza.
Manchester-by-the-sea es una pequeña población pesquera de Massachusetts. Un pueblo no excesivamente grande donde todos se conocen. La vida sigue paralela al mar. Precisamente Casey y su hermano tienen un barco en el que ha pasado infinidad de horas, desarrollando una relación especial entre ellos. La infinidad de planos tan bellos como evocadores de esta población acompaña a la perfección el dramatismo contenido de una película de rezuma dolor y tristeza. La relación del personaje de Casey Affleck con su sobrino marca el ritmo de la película. Por un lado un chaval de dieciséis años, enfrentado a la muerte de su padre, con una madre alejada de su vida, pero con una vida casi plena, con amigos y novias. Por otro, su tío que se ve obligado a volver a su hogar y recordar un pasado que le marcó, por el que sufre y del que no se ha recuperado. Ambos, se contienen por expresar un sentimiento tan cercano como diferente, aún apostando por una relación plena de voluntad pero lastrada por los sucesos y sus pérdidas. Por cierto, magnífica la interpretación del joven Lucas Hedges, en un papel complejo, mucho, del que ha salido muy bien parado.
Pero sin duda, esta película es la película de un pletórico y apabullante Casey Affleck. Reconozco que es uno de los actores a los que siempre he seguido de cerca. Sus actuaciones en "El asesinato de Jessie James por el cobarde Robert Ford" por la que ya estuvo nominado y "Adios pequeña adiós" están entre mis favoritas. Por este papel en "Manchester by the sea" ha vuelto a ser nominado y tiene muchos números para lograr llevarse el Oscar. Su interpretación es sentida, amarga, contenida. Es capaz de trasladar a la pantalla su lucha interna. Su sentimiento compungido y escondido en un trabajo anodino y desagradable, tiene que salir a flote ante la muerte de su hermano y esto provoca en él un terrible dilema, no solo ante su sobrino, sino también frente a sus recuerdos. Affleck refleja en su interpretación todo estas sensaciones de una manera tan real como desoladora. La tensión se palpa en su facciones. Dramática, excelsa, la escena que comparte en un momento dramático de la película con la actriz Michelle Williams. El espectador sufre con él.
En definitiva estamos ante una historia tan humana como sentida, magníficamente interpretada y sobre todo construida con mucha inteligencia. Sin estos aditamentos podría pasar a nuestro lado sin darnos cuenta y, sin embargo, su director y actores hacen que su fondo y forma te encojan el corazón y conviertan una historia convencional en una gran historia tan triste como rotunda. Por cierto, qué gran banda sonora... muy acertada y conmovedora, como la historia que acompaña.

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