Cosmópolis es la última película
de David Cronenberg. Justo hace un año fue presentada en el festival de Cannes.
Esta protagonizada por el ídolo de adolescentes Robert Pattinson. Sin duda,
tras las extraordinarias "Una historia de Violencia", "Promesas del Este" y "Un
método peligroso", las expectativas de este film eran muy altas. La trama se enmarca alrededor de
la jornada vivida por un joven multimillonario y excéntrico inversor de Bolsa.
Lo seguimos a lo largo de su estancia en su limusina cruzando la ciudad, acompañándolo
en su periplo para llegar a la peluquería para cortarse el pelo. Durante
el planteamiento de esta metáfora de viaje existencial, el protagonista se
encuentra con una serie de personajes. El nexo de unión son las conversaciones
que mantiene con ellos dentro de un entorno supra-capitalista que está a punto
de caer en una crisis mundial y que, como consecuencia de ello, arrastra al personaje a
una caída tanto psicológica como económica en barrena y sin frenos.
La idea y el mensaje que pretende
plantear la película están bastante claros. Nos transmite la dependencia del
mundo que vivimos alrededor del capital y del dinero, la deshumanización de las
relaciones, la total insensibilidad del género humano frente a los problemas
que nos rodean, las diferencias de clases, la importancia excesiva de lo
material… La dirección está bastante bien
resuelta. Se desenvuelve con eficiencia en las escenas que se desarrollan dentro de la
limusina del protagonista, teniendo en cuenta las dificultades que tiene grabar
en un sitio más o menos demarcado y reducido. Pero la película flaquea en todo
lo demás. El guión es absolutamente incomprensible, lleno de metáforas,
simbolismos, conversaciones sin sentido y sobre todo mucha palabrería
grandilocuente. Los actores parecen
simples elementos parlantes que no dotan a sus personajes de personalidad
propia. Particularmente, Robert Pattinson es una cara marmórea con total falta
de expresividad, que no consigue transmitir en ningún momento ninguna actitud
humana, ni siquiera la apatía que posiblemente debe mostrar el protagonista a
lo largo de la película.
En definitiva, estamos ante una
película que pretende ser un aviso contra el abuso del capitalismo en el mundo
y la despersonificación del ser humano. Sin embargo, el resultado es aburrido,
complejo y posiblemente pretencioso. Nada que ver con el cine realizado por
Cronenberg en los últimos años.