"La guerra de las trincheras. El frente occidental en la Primera Guerra Mundial (1914 - 1918)" - Ismael López Domínguez

 

Hace un par de años, allá por 2022, un joven aficionado a la historia contemporánea se lanzó a publicar un ensayo sobre La batalla del Marne. Aquel libro, subtitulado La última campaña del siglo XIX en occidente, no solo significó un convincente bautismo literario para el autor, sino que le abrió de par en par las puertas de cientos de lectores ávidos de nuevas visiones y puntos de opinión sobre todo el universo, especialmente militar, que marcó la Primera Guerra Mundial. Es más, resultó tan buena la respuesta de crítica y la opinión de sus lectores, que Ismael, recogiendo y recopilando un trabajo de investigación ingente y con el objeto de ampliar la propuesta de aquel su primer libro, publicó a principios de este año y de la mano de la editorial Ático de los Libros, una de las propuestas más interesantes de nuestro panorama ensayístico del género bélico, un ensayo en el que engloba un completísimo estudio del frente occidental en aquella Primera Guerra Mundial.

Siguiendo los pasos y el estilo lleno de desparpajo de su primer libro, el autor afronta con valentía, acierto y criterio propio el desarrollo del frente occidental, a lo largo y ancho de los cuatro años que ocuparon la guerra. Y lo hace desde una multiplicidad de puntos de vista, alternativos y intercalados en una acertada composición de los capítulos de su voluminoso ensayo. Por un lado, afronta con profundo conocimiento técnico, todo lo que se refiere a los avances y propuestas en las tácticas y estrategias militares del momento, las más de las veces ya anticuadas, equívocas y casi siempre embarradas e inmovilizadas en la compleja, sucia y sangrienta guerra de trincheras. Por supuesto, no olvida acercarse con cierto detalle a la estructura industrial que avanzó y creció a merced y servicio de los esfuerzos militares y bélicos de ambos bandos. Describe con detalle la utilización en la mejora de las armas automáticas como las ametralladoras, la potencia de la artillería, la actividad de la aviación en sus inicios, el uso de los primeros carros de combate, la compleja e intrincada red de trincheras donde la ingeniería y la imaginación solventaron y crearon mil y un problemas, tanto defensivos como ofensivos, y marcaron, desde el inicio hasta el final de la guerra, aquellos años de sangrienta confrontación. No olvida, por supuesto, desarrollar también la aportación de los EEUU a la guerra y el agotamiento final de una Alemania que se dirigía hacia la derrota tras años de sangría, entre muchas más aportaciones.

Todo esto sirve de apoyo y mimbre para soportar sólidamente la ingente tarea que ha empeñado en explicar y desarrollar todas y cada una de las batallas más importantes transcurridas en aquel frente, desde el Marne, ya profundizada en su primer libro, como las ingentes y terribles Verdún, Somme o Kaiserschlacht. Si ya en ellas las pérdidas, la efectividad y el desastre de sus avances y retrocesos, y las propiamente consecuencias militares de las mismas, ocupan no pocas páginas de este libro, el universo social, económico y político que subsiste alrededor, no cae en el olvido de este historiador venido a más. Ante un engendro bélico de tamaña proporción, la sociedad europea no podía dejar de sufrir en sus entrañas consecuencias de todo tipo, provocadas por tanta sangre, barro y muerte. El hambre, la pérdida brutal de la economía agrícola y familiar, el cansancio físico y psicológico de quienes ven morir una generación completa de sus países, unos países que jamás habían sufrido tantas pérdidas ni tanto dolor a nivel tan global, resulta inasumible para aquellas sociedades. Así mismo, Ismael no puede dejar de escudriñar de manera crítica, en los perfiles de políticos y militares que, como decía Christopher Clark en aquel indispensable libro titulado Sonámbulos, llevaron a Europa sin remedio y cual sonámbulos, hasta una guerra que marcaría el final del siglo XIX y llevaría hacia los desastres ocurridos en la primera mitad del siglo XX, tan señalados para nuestro viejo continente. 

Con una narración ágil y amena en la que no falta investigación previa y conocimiento del cómo y el porqué de los hechos, batallas y decisiones analizadas, el autor realiza un visión global y efectiva de aquel frente occidental, con un componente crítico, heredero directo de aquel su primer libro, avanzando acertadamente en su profundización y posición como historiador, ya en nuestro país de absoluta referencia. Solo queda esperar que, con ese mismo ánimo y preparación, siga mostrando a sus lectores nuevas historias y batallas, con tanta pasión y capacidad de visión global como ha hecho hasta ahora.