Hoy toca hablar de una de esas miniseries que uno se encuentra de vez en cuando por casualidad, en una búsqueda por las plataformas televisivas a la caza de algún producto medianamente interesante y atractivo, entre la cantidad de basura y banalidades que completan sus parrillas al servicio del espectador. Se trata de Candy: Asesinato en Texas, una miniserie de cinco capítulos cuya trama gira alrededor de la muerte violenta de una mujer en un pueblo de Texas en 1980.
Este True Crime presenta al espectador una pequeña comunidad de Texas, en general bien avenida, cuya vida social se encuentra centralizada alrededor del templo perteneciente a la Iglesia Metodista. Principalmente, encontramos a un par de familias, cuyos matrimonios suelen encontrarse en la iglesia, en el polideportivo del pueblo y en las típicas actividades que acontecen en una población muy enraizada en la zona. En ocasiones, a alguno de sus miembros, la simple lectura de ciertas novelas eróticas o echar una canita al aire les ayuda a romper lo cotidiano de sus vidas y aportar un poco de chispa a su día a día, en ocasiones ciertamente monótona. Es en ese entorno en el que se produce la muerte violenta de una de las protagonistas.
El interés de la mini serie es doble en base a dos aspectos interesantes a tener en cuenta en su desarrollo. En primer lugar, el orden de la presentación de los hechos. En el primer capítulo se presenta el crimen, de tal manera que el espectador no puede ver el qué y cómo sucede exactamente. Tras esto, la serie da marcha atrás para mostrar la vida de los protagonistas, su día a día y la relación que mantienen entre ellos, con la idea de enseñarnos el perfil de cada uno de los protagonistas. Todo ello para, al final de la serie, regresar al presente y contarnos el descubrimiento del crimen y su investigación. De esta manera se consigue crear un suspense muy interesante y presentar la realidad de un universo cerrado, en el que todo el mundo se conoce y donde salirse de la normalidad implica acometer toda una aventura.
En segundo lugar, la elección del casting. A todos los niveles, tanto en principales como secundarios, el plantel presentado por la mini serie resulta acertado y muy bien equilibrado. Jessica Biel lleva unos años eligiendo con acierto sus escasas intervenciones en televisión. Con su interpretación en la primera temporada de The Sinner logró un buen número de nominaciones. Nuevamente realiza un creíble y portentoso trabajo en un papel muy especial por su implicación psicológica. También llama la atención el trabajo de la estupenda Melanie Linskey, últimamente muy activa en formato televisivo. Ambas realizan un pulso de alto nivel interpretativo. Además, sus parejas en la mini serie, Timothy Simons y Pablo Schreiber, encajan unos papeles de perfil dramático lejanos a sus zonas de confort habituales, uno en la comedia y el otro en el género de acción, realizando una actuaciones de alto nivel. Todo para completar una producción interesante. No te defraudará.
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