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jueves, 2 de marzo de 2023

"Los Fabelman"

 

Que la película que hoy reseño es una pseudo autobiografía de su director Steven Spielberg, ya lo sabíamos. Que Los Fabelman incluyen en su metraje un buen número de homenajes al cine, también lo sabíamos. Que por todo ello, esta es, sin duda alguna, la película más personal del director, casi resultaba una obviedad. Pero, con todo lo que se ha escrito sobre ella y lo que se escribirá, el primer minuto de la peli, y no diré porqué, ya indican claramente las intenciones de Spielberg a la hora de embarcarse en la dirección y el guion esta película de un metraje de dos horas y media. Toda ella refleja amor. Amor de familia, amor de amigo, amor adolescente, amor prohibido, amor por el cine, amor por el trabajo, amor por el arte... Incluso cuando algunas de sus escenas trasladan al espectador sentimientos de pena, desencuentros o conflictos, Spielberg los representa sin desvincularse de la idea del amor y sin pizca de resquemor, haciendo que fluya, paralelamente a las historias que narra a lo largo de todo su metraje, en un viaje melancólico personal a su niñez y adolescencia.
Spielberg sitúa la trama en Arizona. El padre del joven protagonista es un ingeniero de computadoras muy prometedor y su madre una pianista que abandonó una posible carrera profesional de éxito por su familia. Completan la familia tres hermanas y un buen amigo y colega de trabajo del padre. Un día Sam, el protagonista, acude de niño al cine con sus padres para ver El mayor espectáculo del mundo de Cecil B DeMille. Una escena de la peli marcará el amor del chaval por el cine, lo que hará que se aficione a realizar y montar sus propias películas desde bien joven. Esta afición servirá de medio para que Sam vea el mundo en el que vive de una determinada manera y exprese gran parte de sus sentimientos por la misma vía. Todo tiene sentido tras el objetivo del visor de su cámara. Mientras, el espectador se adentra en la relación de una familia aparentemente feliz y plena, pero que también muestra fases de crisis y callejones aparentemente sin salida. Conforme el film avanza de forma pausada pero firme, la peli se nutre de homenajes cinematográficos, trasladados al espectador por medio de filmaciones caseras de Sam, de las bandas sonoras que se descuelgan al dos por tres o de puntuales comentarios y resortes cinéfilos incluidos en el guion de un Spielberg, al que se le reconoce enseguida por el historial inabarcable y tan rico en el quehacer de sus películas.
Todo fluye en la peli. Todo avanza en la vida del protagonista entre sus sentimientos y expectativas, en lo que considera no solo una afición, si no un futuro en el cine, mientras la vida familiar que lo sustenta le lleva desde Arizona hasta California, siguiendo la senda de la profesión de su padre. Y es precisamente en la figura de sus padres donde Spielberg carga de sentimientos y sentido toda su película. Ambos, padre y madre, muestran lo mejor de sí mismos en el día a día, aunque poco a poco se va demostrando que sus personalidades son claramente diferentes. Él resulta comedido, tímido y firme en su trabajo, mientras ella supura arte y espontaneidad. Esto marcará al joven y Spielberg de nuevo, hace magia, enfilando bajo la mirada del objetivo de la cámara que utiliza el chaval para mostrar y vislumbrar todo lo que rodea la relación de sus padres y sus diferentes personalidades. El director rezuma recuerdos y sentimientos propios en cada una de las escenas rodadas y montadas en su film. Logra construir no solo un sentido homenaje al cine, sino también un recuerdo profundo y sin rencores de aquellos años que conformaron su niñez y sobre todo su adolescencia. 
Para que Spielberg lograra, como creo que ha hecho, transmitir todo los sentidos y emociones que quería en el espectador, debía elegir un sólido plantel de actrices y actores. Sin duda, su mayor apuesta ha sido la actriz que encarna a la madre del protagonista y a su madre en la realidad. Me refiero a una inconmensurable Michelle Williams. El padre lo interpreta un comedido Paul Dano. El amigo del padre y compañero de empresa lo encarna un muy, muy justito Seth Rogen, seguro el más flojo de todos los intérpretes, mientras que dos maravillosos, Judd Hirsch y David Lynch, encarnan sendos pequeños pero inolvidables papeles. Más allá de ellos, un grupo de jóvenes, como no, actores y actrices, completan un elenco que recuerda en algunas fases a películas y escenas de otras producciones del gran Spielberg, demostrando el porqué de sus temas e historias recurrentes, visualizadas de manera biográfica en este film de gran profundidad personal y cómo no, de perfección cinematográfica. Bravo por él, quien al desnudar su alma corría grave riesgo en caer en blanduras innecesarias y ñoñerías, de las que ha escapado con inteligencia, realizando una preciosa película acompañada de un buen puñado de escenas memorables.  






 

2 comentarios:

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