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lunes, 27 de marzo de 2023

"La Fortaleza" - Alexander Watson

 

La editorial Desperta Ferro nos presenta en este libro recientemente publicado uno de los asedios más importantes realizados durante la 1ª Guerra Mundial, y posiblemente uno de los menos conocidos por los lectores y aficionados a la historia más occidentales. Przemysl era una población altamente fortificada situada en la provincia de Galizia al norte de los Cárpatos, al oeste de Lwow y al este de Cracovia, entonces localizada en el Imperio Austro-Húngaro, integrando en su territorio zonas ucranianas y polacas de la actualidad. 

Como tal lugar y dentro de la inmensidad de aquel Imperio, era un lugar en el que habitaban varias nacionalidades, entre las que encontramos a rutenios, actuales ucranianos, polacos, judíos, y algunas más, que conformaron, sobre todo al inicio de la guerra y tras la invasión rusa, una serie de problemas étnicos difícilmente dejados al olvido. Pero bueno, la cuestión es que esta gran fortaleza, digamos especialmente anticuada, es la protagonista en un libro que la presenta como un hueso duro de roer en la invasión que el Imperio Ruso realizó en la provincia al comienzo de la guerra. Hasta tal punto que tomaron la decisión, en un momento de la misma, de rodearla y evitarla, ante la dura resistencia aportada por sus miles de tropas establecidas allí, tan variadas en su nacionalidad como diversas en preparación e incluso en la edad de sus integrantes.

Cuando las tropas rusas entraron en Lwow miles de refugiados y militares pasaron por la fortaleza para seguir camino hacia el oeste o quedarse para formar parte de las tropas que defenderían la posición rodeada de fortines y tres círculos de defensa, sustentada por una artillería caduca y unas tropas que inicialmente no estaban preparadas para enfrentarse a las tropas rusas. Si encima, el mando del ejército austrohúngaro en la zona era un militar de escritorio y despacho, todo pasó a depender de los propios oficiales al mando de la fortaleza, su capacidad de gestionar soldados, alimentos y la ciudadanía allí establecida. Y lo hicieron relativamente bien en el primer órdago lanzado por los rusos, quienes se encontraron con una solvente y fuerte resistencia, en parte apoyada por los socorros enviados desde Viena. Sin embargo, las estrategias rusas al norte y al sur de la ciudad, y la propuesta austrohúngara de cruzar los Cárpatos en invierno en un extravagante contraataque, terminaron por dejar abandonados a su destino a los defensores, a los que incluso se les ordenó realizar operaciones ofensivas, sin contar con sus preparación y medios, además de contar con cierta insolvencia de sus mandos en campaña.

A parte de estas consideraciones militares, el autor tiende a mostrar cierta atención a los desmanes que se sucedieron con algunas poblaciones étnicas, incluida la judía, por parte, no solo de los invasores rusos, sino también, inicialmente y ante las perspectiva de la invasión, por parte de los austrohúngaros temerosos del apoyo que ciertos sectores polacos o rutenios pudieran ofrecer a las tropas del Zar. Entre unos y otros, como siempre caen y pierden los más débiles, ciudadanos pillados entre dos frentes y que se ven culpabilizados como sospechosos y titulares de una nacionalidad diferente a las mayorías de cada momento. 

Estamos ante un libro que se lee con gusto y que afronta facetas militares, estratégicas y humanas en el comienzo de una guerra terrible y especialmente dura en los territorios del este en base a esa plurinacionalidad establecida. Por supuesto los hechos bélicos, especialmente protagonizados por los defensores de la fortaleza forman los cimientos del libro, por cierto, haciendo hincapié en la mala preparación de la oficialidad y tropa, el uso de material casi obsoleto, y la total ineptitud de los mandos austrohúngaros, faltos de perspectiva y anclados todavía en la aura de un Imperio claramente en decadencia. Respecto a la versión rusa de este conflicto situado entre verano de 1914 y primavera de 1915, el autor no hace especialmente aportaciones sobre sus actividad más allá de los choques puntuales y los avances realizados contra la fortaleza, y algunas estrategias ofensivas y defensivas acontecidas al norte y al sur de Przemyls, volcando todo su interés en aquellos defensores y sus ciudadanos que soportaron el asedio afrontando cañoneos, hambre, enfermedades y salidas suicidas decididas por mandos situados lejos del frente. 

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