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lunes, 2 de enero de 2023

"Aquí vivió Nefertiti" - Mary Chubb

Mary Chubb, autora de esta deliciosa crónica sobre una expedición arqueológica británica en Tell er-Amarna, era una joven curiosa y trabajadora secretaria que comenzó a trabajar en 1930 en la londinense Sociedad para la Exploración de Egipto. Su peculiar manera de ser le llevó a descubrir que ayudaría más a esta institución, archivando y catalogando las piezas encontradas en el yacimiento, viajando al propio Egipto y realizando ese trabajo en la misma antigua capital del faraón Akenatón. Dicho y hecho, aquel mismo año realizó el viaje con la expedición dirigida por el arqueólogo John Pendlebury y un equipo de otros cuatro europeos, con la intención de trabajar en el llamado Barrio del Norte de la ciudad. 

La autora, absolutamente lego en cuanto a conocimientos arqueológicos y de historia de Egipto, va desgranando a lo largo de este libro sus experiencias, conocimientos aprendidos, los hallazgos encontrados y el día a día de este grupo de ilusionados hombres y mujeres, que junto a un importante grupo de obreros y capataces locales, investiga en el pasado de aquel faraón tan peculiar como fue Akenatón, padre de Tutankamon y cuya esposa, una de ellas, fue la famosa Nefertiti. Gracias a una narrativa cercana y muy entretenida, el lector puede vislumbrar el quehacer diario en el yacimiento así como los pequeños problemas que pueden surgir a lo largo de la temporada de cuatro meses en la que trabajan in situ sobre el terreno. Es aquí donde la crónica de Mary Chubb toma importancia, al describir los pasos realizados en el trabajo de arqueología, en referencia a los previos engorrosos trabajos de quitar arena y limpiar  las zonas donde se trabaja, pasando por el modo de extracción de piezas, hasta llegar al aburrido momento de la catalogación de los objetos encontrados, casi siempre materiales de uso diario o fragmentos nada parecidos a los tesoros en los que sueña todo arqueólogo. 

Sin embargo, cuando se descubre alguna pieza fuera de lo normal es deslumbrante la animación y expectación del grupo de trabajo, por pequeño que fuera. Es en estos momentos y en los pequeños descansos de la expedición, cuando la autora refleja negro sobre blanco la magia que genera en ella y en sus compañeros un Egipto por descubrir y un paisaje ensoñador y misterioso. Mary Chubb describe con auténtica pasión ese entorno tan fantástico para ellos y los sentimientos que generan en la expedición, siempre ilusiona y dependiente de un tanto de suerte y casualidad. En definitiva, nos encontramos con una deliciosa crónica de aquella campaña de 1930, que bien merece una lectura, por todo lo que cuenta, pero sobre todo, por cómo lo cuenta. 
 

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