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jueves, 24 de febrero de 2022

"Dopesick: Historia de una adicción" - Mini serie

Una de las lacras más duras que ha sufrido los EEUU en los últimos 30 años, además de las drogas ilegales y su tráfico, ha sido el uso indiscriminado y la adicción  provocada por una serie de opiáceos, comercializados por algunas farmacéuticas y legalizados por las instituciones gubernamentales del país. En este caso, la mini serie que hoy reseño se refiere a un fármaco conocido como OxiContin, desarrollado por Purdue Pharma. Su plan de expansión en el mercado estadounidense hizo que su comercialización y su dispensación indiscriminada y manipulada por parte de la empresa, provocara en los años noventa una marea incontrolada de adicción a los analgésicos entre la población. Su excusa, paliar el dolor de los pacientes. Sus razones, ganar millones y millones de dólares a costa de estos. El camino, comercializar el producto con el falso latiguillo de que no provocaba adicción. La consecuencia, un entramado de engaños que, con el visto bueno de la institución gubernamental de control de medicamentos, generó un sin fin de adictos, confiados en los consejos de sus médicos. Conclusión, nos encontramos con un gran entramado de engaños, adicciones, dinero y muerte, bajo la protección de una industria farmacéutica más preocupada en ganar dinero y lucrarse, bajo la excusa de quitar el dolor del ciudadano medio estadounidense.
A lo largo de ocho capítulos, de la mano de varias tramas y personajes, y en un planteamiento de saltos en el tiempo, esta mini serie nos explica el desarrollo de este medicamento, su expansión e implantación en los EEUU, la investigación de la DEA y de una pequeña Fiscalía y, sobre todo, las consecuencias terribles del medicamento en la salud de los pacientes que confiaron en este fármaco y terminaron sufriendo una severa adicción, provocando en el país un auténtico problema de salud nacional. Cada una de estas tramas muestran paralelamente, aunque en ocasiones cruzándose algunos de los personajes, las circunstancias que rodearon al medicamento a lo largo de los años. Lo que en un principio parecía resultar un fármaco que resultaba sorprendentemente funcional, se convirtió en una auténtica lacra. Sin embargo, esta situación no es casual. Conforme avanza la serie y en base a las tramas presentadas, se puede vislumbrar el punible dolo demostrado por la multinacional farmacéutica en su afán por vender su producto sin pensar en la salud de los pacientes. Y todo ello a base de engaños, reparto de beneficios, corrupción y, sobre todo, avaricia empresarial y una total falta de ética.
Lo interesante de la serie se basa en dos factores. Por un lado, las distintas tramas y protagonistas con las que se presentan. Tenemos la visión de los propios gerifaltes de la empresa farmacéutica y su departamento comercial, incluidos sus efectivos de calle. Por otro lado, un médico que desde su consulta, en un pueblo minero de los Apalaches, dispensa la nueva medicación a sus pacientes e incluso pasa a ser uno de sus consumidores. Como no, tenemos a una paciente que cae en la adicción al fármaco, a través de la que vemos las terribles consecuencias de su uso. No menos importante es la participación de un grupo de fiscales que atisban el problema e investigan su peligrosa proliferación, señalando a instituciones gubernamentales comprometidas, además de la intervención de una agresiva e inteligente agente de la DEA. A través de todos ellos, el argumento va presentándose ante el espectador desde variados puntos de vista. El segundo factor que vale la pena ponderar en esta producción, es la presentación no lineal del caso. Como veréis, desde que el producto sale a la calle, hasta que la investigación alcanza un carácter nacional y mucho más mediático, pasan no pocos años. Por ello, y no se con qué afán, los creadores de la serie nos presentan todo este desarrollo en base a continuos cambios en el tiempo. Esta estructura, si bien nos muestra lo largo y costoso de la investigación, el desarrollo doloso por parte de la farmacéutica y, sobre todo, el potencial aumento de problemas provocados por la medicación a lo largo del tiempo, descoloca un tanto al espectador, ya que es complicado relacionar los años y el transcurso del tiempo, conforme avanza la serie. Es posible, que de esta manera se incida más en los problemas causados y el trascurso de la potenciación de la medicación en el mercado de la salud, pero me parece que no ayuda demasiado en cuanto a poner en orden los sucesos que se cuentan en la serie. Con todo, no es un problema mayor ya que el espectador puede seguir el desarrollo de los hechos sin fijarse mucho en esos saltos en el tiempo, en base a que el meollo de la cuestión se presenta, en general de manera clara y desde el inicio de la serie.
En cuanto a las interpretaciones, estamos ante una producción bien surtida de estupendos actores. Sobresale un notable Michael Keaton, al que acompañan, aunque a veces no coincidan en pantalla, los siempre solventes Peter Sarsgaard, Michael Stuhlbarg o Rosario Dawson. Pero su elenco se complementa con otros estupendos intérpretes, como John Hoogenakker, Will Poulter, Kaitlyn Dever o Mare Winningham, entre otros, dotando de gran calidad actoral a la serie. Estamos ante una notable serie, ya nominada a varios premios referidos a las producciones de 2021 y a la que vale la penar echar un vistazo, sobre todo, como crítica terrible a la manipulación de las farmacéuticas y cierta complicidad de algunas instituciones del país, hasta llevar a sus ciudadanos a los brazos de una plaga tan mortal como es la de los opiáceos suministrados sin control y con el único afán de lucrase. 








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