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jueves, 4 de noviembre de 2021

"Sin tiempo para morir"

 
Por fin se estrenó la película nº 25 de la saga de James Bond. Tras ella se han producido cambios de dirección, la amenaza de Daniel Craig de no protagonizarla, la pandemia de la Covid-19 y no se cuántos problemas más. Con su estreno se cierra un ciclo que comenzó hace quince años con Casino Royal. Desde entonces cinco películas, incluida la que hoy reseño, han completado la lucha de Bond y el MI6 contra una asociación criminal internacional llamada Sprectra. Todas ellas han sido interpretadas por un contundente y para mi satisfactorio Daniel Craig. No ha sucedido así con los directores. Tras un comienzo francamente sobresaliente de la mano de Martin Campbell y una desastrosa dirección de Marc Foster en la segunda entrega de esta serie, absolutamente para olvidar, Sam Mendes cogió con acierto las tercera de la saga, Skyfall, para no terminar de definir su continuación en una irregular, Spectre. Después de los dimes y diretes montados por el actor, la implicación de la productora y de quien mueve los hilos de la saga, se consiguió que fuera el sólido director Cary Fukunaga quien se hiciera con las riendas de la película que cerraría una época. Para ello, Daniel Craig debía protagonizarla, y así fue finalmente, para presentar este mes de octubre de 2021, el resultado final de tanto lío y galimatías. 
Debo iniciar esta reseña diciendo que en general la película me ha gustado. Entiendo que haya gente a la que le haya chocado el perfil que toma el personaje de Bond, pero ¿no es cierto, que con Sin tiempo para morir se cierra una saga, un ciclo, en la historia y periplo del agente 007? Esto solo puede conseguirse con la aportación novedosa al guion y a la producción, de propuestas, detalles, gestos y sentimientos prácticamente divergentes a los habituales del protagonista durante sus anteriores veinticuatro películas. ¿Por qué no aceptarlo como tal? Son pistas que muestran a una Bond ya mayor y cansado, al que se le presenta la oportunidad de dar un cambio en su vida. ¿No tiene derecho como personaje de ficción a tener este particular cambio de rol? ¿No puede cambiar sus fines y destino en una vida de espionaje, acción y mil amores? Cary Fukunaga apuesta por ello, sin perder un ápice de emoción, acción, tiroteos y persecuciones, para reconstruir de manera crepuscular a un mito masculino, un tanto en declive. Y francamente, creo que lo hace con sentido y eficiencia.
La trama nos presenta a un Bond al filo de la navaja, presionado bajo la larga sombra de la organización internacional llamada Spectre, en una lógica consecuencia del final de la anterior película de la saga. Sin embargo, el pasado de su amada Madeleine oculta una pieza hasta ahora desconocida en esta continua partida del bien contra el mal. Otro tanto que se apunta Cary Fukunaga y los guionistas, es la forma de enlazar el final de la saga con su inicio en Casino Royal y los personajes que se heredan de la película anterior. Quizás el hándicap del presente film sea la construcción del villano recreado por Malek. Creo que se le ven las costuras al personaje y no termina de redondearse, quedando algo plano, no en su presentación, pero sí en su desarrollo y, sobre todo, en sus posibles acciones como malvado y su justificación dramática. Por lo demás, la presencia de una mujer agente del MI6 como heredera del puesto de Bond no afecta para nada al desarrollo de la película, ni siquiera de la saga, aunque hay que decir, que su personaje, interpretado por Lashana Lynch muestra algunos vacíos y agujeros de entidad que la hacen desmerecer de semejante título de doble agente 00. 
En referencia a las demás características de la peli, llamo la atención en el homenaje que se hace de algunas de las clásicas melodías sonoras de la saga, del buen hacer de una interesante y poco aprovechada Ana de Armas, del acierto en este ciclo en la elección de algunos personajes que han dejado huella en la historia de James Bond, como son Ralph Fiennes como M con el permiso de la inolvidable Judie Dench, Ben Whishaw como Q y Jeffrey Whrigt como el gran Félix. Por lo demás asistimos en su largo metraje de casi dos horas y media a escenarios impresionantes, estupendas persecuciones, muy buenas escenas de acción y tiroteos y, sobre todo, un final de película que a mí particularmente me llego a emocionar un tanto. Uno que es un forofo del personaje, tonto de mí. En definitiva, creo que la peli no merece las malas críticas que ha recibido, sobre todo en cuanto al papel que se perfila alrededor de James Bond... no me voy a repetir con el asunto. Por cierto, la canción de los títulos iniciales interpretada por Billie Ellish, no llama la atención. Normalita.
En definitiva, me lo he pasado rematadamente bien y creo que estamos ante una de las tres mejores de entregas del ciclo de Daniel Craig, tras Casino Royal y al nivel de Skyfall. El tiempo lo dirá, porque lo que pone a cada uno en su sitio en cuanto a la supervivencia o no de las películas que conforman toda la historia cinematográfica del personaje, es sin duda el tiempo, los años y la variedad de detalles, gestos, características y formas que han acompañado al agente 007. 


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