Sam Mendes repite en la dirección de la cuarta entrega del James Bond interpretado por Daniel Craig. En este caso, la trama se alinea directamente con "Casino Royal" situando a Bond en la búsqueda del origen de la mente que provocó la muerte de Vesper. Siguiendo la pista del anillo con la marca del pulpo, Bond viaja a Ciudad de Méjico el día de la festividad de los muertos, siguiendo a un mafioso italiano, miembro de la asociación a la que intenta desenmascarar. Tras conocer a su viuda en Roma, consigue descubrir el nombre de la organización y ponerle cara a su líder. Por medio del Sr. White y de su hermosa hija, logra acercarse este siniestro personaje que esconde un secreto difícil de imaginar. Mientras tanto, el nuevo director de Seguridad Nacional británico pone en jaque a el MI6, sus métodos y agentes, pretendiendo crear una red de seguridad internacional con oscuros intereses.
Ante todo debo aclarar que salí decepcionado de esta entrega de 007. Con esta película, Mendes pretende cerrar el círculo iniciado en "Casino Royal". Con cierta precisión en estilo y elegancia, enlaza con Spectre el ciclo final de la serie, o eso parece que pretende. La sombra de Spectre es larga y entre sus atentados a nivel mundial y la pretensión de dominar el mundo, mediante el control de la información y seguridad mundial, su carrera hacia el poder mundial, solo se verá interrumpida por James Bond. . Tras una interesante y oscura "Sky fall", se esperaba mucho de esta cinta. Sin embargo, a excepción de los primeros minutos en Ciudad de Méjico, en el que se disfruta mucho de un plano secuencia muy jugoso, la verdad es que quitando algunos momentos meritorios, la película va claramente de más a menos. Su guion resulta endeble, lleno de frases hechas y conversaciones vacías de contenido, y la escenas de acción no resultan nada sorprendentes y están faltas de emoción e imaginación.
Curiosamente hay planos y situaciones que recuerdan demasiado a otras películas de la saga. Una parte de la película se desarrolla en un desierto donde se encuentra la base de Spectra. Pues bien, la consecución de las escenas recuerdan mucho a las de "Quantum ..." y eso no es bueno que digamos. Por otro lado, el cierto empaque que se quiere otorgar a la relación de Bond y la hija de White en el tren, busca repetir el maravilloso diálogo de "Casino...", sin conseguirlo. En esta cinta se vuelve a demostrar, la debilidad de Mendes en las escenas de acción, a excepción de la pelea de Bond en el tren, contundente y rotunda. La persecución en Roma, parece un mero "ve tu delante que yo voy detrás" en una escena nocturna, mal montada y ajena de toda emoción y la correspondiente al avión en los Alpes, recuerda a aquellas ridículas persecuciones más propias de Brosnan en los años 90.
El guión, realmente, está lleno de largos silencios sin sentido y especialmente largos y aburridos. Craig se pega unos pases de modelos dignos del mejor festival de moda, pero no termina de conseguir los gestos, situaciones y sentimientos logrados en su anterior entrega. Monica Belluci, acertadísima y bellísima, pero se encuadra en un papel corto como intrascendente, a pesar de lograr cinematográficamente las escenas más bellas de la película en Roma. Léa Seydoux, falta de emoción y empatía con Bond, francamente insípida, diría yo. En conjunto, encuentro la película desequilibrada, con un guión que va de más a menos, lleno de inconsistencia y poca gracia, en el que ni siquiera el siempre recurrente "Q" logra arrancar ni siquiera una sonrisa. Y por último un villano, el que debería ser el villano por antonomasia, interpretado por Christoph Waltz, presenta un desarrollo torpe y corto, que desde el principio denota cierta pereza y limitación, no tanto por su actuación, sino por lo endeble del guión que le tocaba interpretar.
En definitiva, muestra el estilo elegante y cuidado de Mendes. y estéticamente está muy trabajada, pero aunque supera a la floja, "Quantum..." se queda lejos de la ahora más potenciada "Skyfall" y por supuesto de la emblemática "Casino..." Ni siquiera la canción de Sam Smith consigue transmitir la magia de la saga, en unos títulos iniciales flojos e intrascendentes. Lo que si queda claro es que el personaje desde mi punto de vista necesita una regeneración, tanto en su protagonista, como en el director y la visión de 007.