Óscar Martínez es doctor en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia. Como licenciado en Historia del Arte y aficionado a la arquitectura, una de sus grandes pasiones es viajar. Como a muchos de nosotros, la aparición de la pandemia de la Covid-19 frustró la posibilidad de conocer nuevos países y disfrutar de las obras de arte, la historia y los lugares que uno desea visitar. Es por ello que decidió plasmar negro sobre blanco algunas de sus experiencias viajeras a lo largo de un buen número de países y monumentos históricos. Y lo ha hecho aportando un punto de vista diferente y especialmente atractivo. Su nexo de unión en todos y cada uno de los capítulos que aborda el libro, más de veinte, es uno de los elementos claves de cualquier construcción que a lo largo de la historia ha formado parte de edificios, templos, palacios, castillos o murallas. Me refiero a las puertas que, con la misma finalidad pero con diferentes filosofías y simbologías dan forma al tránsito de lo público a lo privado, de lo abierto al mundo a lo cerrado a la vista del exterior. Estos umbrales a veces son una simple y placentera invitación a entrar en un lugar, mientras que en otras ocasiones, buscan filtrar o incluso prohibir la entrada al mundo interior que esconde tras sus paredes.
Con esta premisa Martínez describe más de una veintena de lugares bajo el prisma intencional de ese elemento clave en cualquier construcción. Y lo hace compartimentando este jugoso y curioso ensayo en tres grandes apartados. En primer lugar nos adentra en el mágico y misterioso mundo de los umbrales sagrados, ocupándose de construcciones tan emblemáticas como el Dolmen de Menga, el Panteón de Adriano, el Templo Funerario de Ramsés III o el Pórtico de la Iglesia de Sta. Mª de los Reyes de Laguardia, entre otros. En un segundo apartado, se refiere a los accesos a lo privado, refiriéndose a edificios de carácter no público, todos ellos con historias fascinantes, como por ejemplo la Joyería Fouquet de París, el Castel del Monte en Apulia, la reja de la Finca Güell de Barcelona o el Castel Nuovo de Nápoles. Y para terminar, sumergiendo al lector en un mundo más especial que da paso a entornos de edificios, construcciones o espacios no arquitectónicos llenos de simbolismo o una perspectiva diferente de la realidad que a primera vista parece presentar al visitante. A estos lugares los define como entradas a otros mundos, entre otros, nos encontramos con el Complejo Funerario del Faraón Sjoser en Saqqara, el Edificio Bauhaus de Dessau, el Parco dei Mostri de Bomarzo, la Quinta da Regaleira de Sintra o el Pabellón de la Secesión de Viena.
Óscar Martínez desborda amor y pasión por la arquitectura y la historia de los edificios que describe en su ensayo. Y lo hace desde una perspectiva muy personal. Más allá de realizar una interesante presentación de las características, los hechos y los personajes que rodean la construcción de cada uno de los umbrales presentados, lo cual ya de por sí ofrece al lector una serie de interesantes lugares que le empujan a visitar en un futuro, espero no muy lejano, el autor ofrece su propia y muy personal visión de alguno de estas construcciones. Si bien es cierto que en algunas ocasiones podemos pensar que sus comentarios y pensamientos van más allá de la objetividad propia de un historiador, no cabe duda que su intención busca acercar de la mano, guiar en la visita al lector, a cada uno de los protagonistas de sus experiencias y sentimientos más vitales, en correspondencia directa con su gustos y debilidades artísticas y arquitectónicas. En cierta manera, la lectura de este recomendable ensayo me recuerda al estilo de Irene Vallejo en su obra El infinito en un junco. No cabe duda de que nos encontramos con un libro lleno de pasión por la arquitectura, su sentido y simbolismo, más allá de estereotipos turísticos actuales y la siempre poco recomendable globalización del viajero que meramente busca la foto para colgar en las redes sociales. Una de las recomendaciones de la que tomar buena nota es la necesidad de viajar pausadamente y una vez seleccionado el edificio o lugar a visitar, tomarse un tiempo prudente y disfrutable para gozar de los detalles y la historia que lo hicieron hacerse realidad.
Es por ello que Umbrales presenta al lector la oportunidad de conocer interesantísimos lugares y el porqué de estos, aportando paralelamente un jugoso acercamiento a la historia y a sus protagonistas, en cada uno de los enclaves a los que nos lleva de viaje el autor, más allá de aquellas aportaciones subjetivas, más o menos acertadas, que acompañan tan grata visita. Personalmente, ya tengo apuntadas en mi futurible agenda de viajes, más de una escapada a alguno de esos maravillosos lugares a los que nos ha llevado de manera tan personal el autor de este libro.
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