"Chantaje en Broadway"

 

J.J. Hunsecker/Burt Lancaster, es un prominente y mediático columnista del periódico The Globe de Nueva York. Sidney Falco/Tony Curtis, es un agente de prensa que trabaja para Hunsecker a la búsqueda de un espacio para sus clientes en la columna del influyente periodista . Sus artimañas y formas juegan en el campo del juego sucio, el engaño y las malas artes, mientras recibe con la cabeza baja, el maltrato de su jefe, un hombre lleno de ego, vanidad y poca humanidad. Ambos personajes juegan su partida en la salvaje selva de Broadway, en la lucha mediática de artistas, políticos y gente famosa, por lograr la fama de la mano del redactor de la columna de marras. Una historia de amor en ciernes entre la hermana de Hunsecker y un músico de jazz al alza, provoca que Falco acceda al deseo del hermano controlador y egoísta, de provocar la ruptura de la relación. Para ello utilizará todos los rastreros y sucios instrumentos a su alcance, gracias a su mediática relación con el afamado columnista.

El británico Alexander Mackendrick dirigió en 1957 y en los EEUU, este film con un fuerte perfil crítico a la presencia de los grandes críticos de Nueva York y su influencia en la vida social, política y cultural de la ciudad. Y lo hace sin medianías, sin pelos en la lengua, afrontando con dureza y frialdad el juego de poderes y chantajes que conjuga a la prensa de opinión, con una ciudad de frivolidades y famoseo, y los egos y la vanidad de quien conoce su propia capacidad de influencia en su entorno. El problema llega cuando ese don, ese poder sobre los demás, esa capacidad de  decidir el futuro de la gente, viene acompañada de desidia por el prójimo, de insultos y del autoengaño de sentirse todo poderoso y capaz de controlar lo que egoístamente quiere para sí. La relación de la hermana de Hunsecker empuja la primera pieza del dominó que hace caer las fichas sin remedio y sin tener en cuenta las consecuencias. Y que mejor primer movimiento que aprovechar el servilismo de un Falco que se muere por triunfar y emular a quien le maltrata y le utiliza en provecho propio. Duro, durísimo mensaje el que traslada esta magnífica película de la que hay que comentar algunos factores importantes.

Mackendrick es un director eminentemente europeo. Esto especialmente se puede observar en su manera de dirigir la cámara, sobre todo en las escenas en los interiores de los locales de Broadway, bares y clubs, como en las escenas tomadas en plena calle. Esos movimientos de cámara recuerdan mucho al europeo de la época y dotan a la película de un toque muy particular. La banda sonora entrecruza la composición de Elmer Bernstein, impecable, con piezas de jazz de la banda de Chico Hamilton, logrando con ambas presencias, un sonido tan cosmopolita y tan propio de la ciudad de Nueva York. Es uno de los grandes alicientes de la película. Y para terminar remarcar la impecable interpretación de ambos protagonistas. Burt Lancaster, nunca había resultado tan frío y odioso, mientras que Tony Curtis muestra un perfil degenerado y rastrero, magníficamente adaptado a su papel en el film. Ambos logran perfilar sus personajes a la perfección, con dureza, sin filtros, en un grosso juego de malas artes e indecencia humana. Es curioso, porque Chantaje en Broadway es una producción conocida por su calidad  y que, sin embargo, no había tenido el placer de disfrutar hasta hace bien poco. Y desde luego la he disfrutado una barbaridad, en todos y cada uno de sus planos. Magnífica película.