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lunes, 7 de septiembre de 2020

"Ciudades de la llanura" - Cormac McCarthy

Última entrega de la Trilogía de la Frontera del novelista Cormac McCarthy, tras la magnífica Todos los hermosos caballos y En la frontera, Ciudades de la llanura reúne en sus páginas a dos de los protagonistas de estas dos primeras entregas. John Grady Cole y Billy Parham, ya en la década de los años 50, trabajan en un rancho en Nuevo México, cerca de El Paso. En breve, pasará a  ser propiedad del ejército y los vaqueros que trabajan en él siguen realizando sus tareas diarias con cierto aire crepuscular. John Grady comienza una relación con una prostituta mexicana de Ciudad de Juárez. Los acontecimientos se encaminan hacia un futuro incierto cuando el joven vaquero decide unir su vida a la joven, para lo cual deberá sacarla del entorno del prostíbulo donde trabaja.

McCarthy cierra su trilogía con esta historia que entremezcla la trama que gira alrededor del protagonista y su compañero Billy, con la vida cotidiana en el rancho, donde los vaqueros trabajan de sol a sol, reuniendo y cuidando el ganado que pasta libremente en la extensa propiedad fronteriza, domando y criando los caballos que son instrumentos indispensables de una labor ya en decadencia. El autor no omite cada detalle del día a día, desde el desayuno, pasando por la doma de los caballos, lo acontecido en una subasta de ganado o incluso una trepidante cacería de una manada de perros salvajes que ataca al ganado. La riqueza de su narrativa, pausada y rica en detalles, se desarrolla con cierta agilidad, resultando su lectura francamente enriquecedora, a nivel literario y también como acercamiento al modo y costumbres en la vida de unos hombres que pronto no podrán ejercer su profesión, destinada a desaparecer.

Los dos protagonistas responden a los perfiles que ya conocimos en las dos novelas anteriores. Por un lado John Grady es un joven impetuoso, echado adelante y no especialmente sociable. Su experiencia como vaquero y el conocimiento de los caballos le hace ser un hombre especial en la dinámica del rancho. Aunque la relación con sus compañeros a veces no resulta fácil, todos le reconocen su valor. El problema es que a nivel sentimental, es un hombre tan resolutivo como en el ejercicio de su profesión, y al enamorarse es incapaz de vislumbrar las consecuencias, en su afán por conseguir su objetivo. Por otro lado, Billy Parham es un hombre sin excesivas aspiraciones en la vida. Su modo de vida busca realizar bien su trabajo y no complicarse la vida. Pero para él, la amistad es lo más importante y ante la tesitura de apoyar a su amigo, más que rabie a más no poder, es lo primordial, aunque no entienda y comparta sus aspiraciones y su visión de la vida. Ambas reacciones ante la vida nos recuerdan y traen a colación sus experiencias y recuerdos de las dos novelas que protagonizaron.

Me ha gustado mucho la novela, quizás por su desarrollo, menos contemplativo que la anterior. Puede que su epilogo, desarrollado años después de los sucedido en la novela, juegue con toques vitales y filosóficos que despistan un tanto, en un juego por interpretar sueños, visiones y recuerdos de uno de los protagonistas. Pero el conjunto final de la novela funciona bien, y muestra al lector la cotidianeidad de los vaqueros y el juego del destino en los deseos y esperanzas de John Grady y su afán de tomar un nuevo sendero en su deambular por las praderas y paisajes de Nuevo México. Francamente recomiendo la lectura de la trilogía por su profundo estudio del ser humano, que desnuda a sus protagonistas en sus miedos y deseos vitales, en el mejor paisaje posible: el escenario crepuscular del sur de los EEUU y la evocadora profesión de los vaqueros. 

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