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lunes, 14 de septiembre de 2020

"Una princesa en Berlín" - Arthur R.G. Solmssen

Un joven norteamericano es invitado a Berlín en 1922, por un expiloto alemán al que salvó de morir entre las llamas de su avión abatido en los campos de Bélgica en la Primera Guerra Mundial. Peter Ellis es un prometedor pintor. Christoph Keith trabaja para los banqueros judíos Waldstein y es amigo de los hijos de esta insigne familia berlinesa. Peter se introduce de lleno en el día a día de esta familia acomodada, gracias a su carisma y también, en parte, a que goza de un puñado de dólares, moneda de gran valor en una Alemania en la que en apenas dos años, el marco se devaluaría hasta límites insospechados. Paralelamente, en su afán por mejorar su estilo en su pintura, toma clases de un artista en los barrios bohemios de la capital. De esta manera, nuestro protagonista será testigo de algunos de los años más convulsos de Alemania y del nacimiento del nacional socialismo y la aparición de un joven cabo, veterano de guerra, llamado Adolf Hitler.

"Una princesa de Berlín" es un caledoscópico escenario en el que mediante una narrativa sobresaliente, se muestra en toda su extensión, el paisaje social, económico y político que dominaba aquella Alemania de la posguerra, ahogada por las deudas asumidas en Versalles con los aliados, el continuo riesgo de ocupación, los gravísimos problemas del marco y los primeros pasos del nazismo. Por supuesto, a lo largo de toda la novela, sobrevuela la sombra del origen judío de la familia Walstein, los recuerdos la revolución de 1918, los profundos roces entre la República de Weimar y los militares, así como el resquemor de la sociedad tras el resultado de la guerra y las consecuencias económicas y sociales. El ritmo de la novela fluye entre su protagonista, Petter Ellis, y los miembros de la familia Walstein. La nueva aristocracia de banqueros y funcionarios, se imbuye de la compleja política del país, en la que el militarismo prusiano y las fuerzas nacionalistas pujan por derrotar a los representantes de Weimar, presidentes y ministros de corto recorrido, en un gobierno en continua crisis. El pueblo ve devaluarse la moneda y pasa hambre, mientras algunos manipulan la economía en afán de recuperar un país y mantenerse en la cúspide del poder financiero de la Alemania herida. La confianza en lo malo conocido, a veces no muestra la realidad de un futuro inevitable, y las circunstancias que se muestran en la novela reflejan, la ceguera de unos dirigentes y una clase política, ante las circunstancias que rodearon aquellos meses. Mediante la historia de este joven norteamericano y su relación con los Walstein, el autor desgrana con gran pericia novelesca la severa crisis de identidad de un país desorientado. 

Con este paisaje casi rocambolesco y tan cambiante, los problemas familiares se suceden en un ir y venir de ideales políticos, el respeto por las tradiciones, la pugna por mantener una posición ventajosa en aquella sociedad, mientras las fiestas, el alcohol y el foxtrop imperan entre la élite berlinesa. Ellis juega en paralelo en dos ligas separadas por el abismo de la lucha de las clases sociales. Por un lado su trato casi diario con los Walstein y su entorno, y por otro es micro universo de su maestro de pintura en un pisito lleno de mujeres, abandono y pobreza. Su paso por aquellos años en Berlín, le convierte en observador privilegiado de uno de los periodos más críticos del país,y Solmssen, nos lo relata de su mano, con cristalina objetividad, dibujando un gran teatro lleno de contundentes personajes y un privilegiado escenario literario como fondo de escena de una magnífica novela. Sin duda, de lo mejor que he leído en lo que llevamos de año.





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