Por fin se ha publicado la primera entrega de la Saga de los Reyes de Vestfold, "Casas de Tierra", novela con la que el autor autodenominado con el seudónimo Krake, retoma la senda novelística tras su estreno del año pasado con el libro titulado De los antiguos usos, ejercicio narrativo que fue muy bien recibido por los lectores. Con su nuevo trabajo, el autor se adentra en la creación de una Saga Nórdica al estilo de las tradicionales historias de caudillos y reyes del siglo IX, género que conoce a las mil maravillas y que ha querido reproducir con su toque personal, pero utilizando el estilo y la narrativa propia de aquellos míticos escritos.
Sus páginas nos trasladan a Noruega, como entorno geográfico. Este territorio estaba dividido en pequeños reinos y poblaciones en las que los diferentes clanes y sus caudillos, mantenían delgadas relaciones entre ellos, en base a alianzas matrimoniales o complejos compromisos de fidelidad y amistad. Estas situaciones de convivencia dependían de muchos y variables factores. Desde las puras relaciones personales hasta los comprometidos juramentos de fidelidad inclinaban los intereses de unos y otros. Es en este universo en el que Agnar y Frodi, dos jóvenes amigos, pertenecientes a dos familias asentadas en el territorio del reino de Vestfold, verán truncada su relación, en un mar de discrepancias territoriales, enfrentamientos familiares, imposibles historias de amor y las luchas por gobernar tierras y poblaciones, hechos complicados por la vanidad de sus habitantes y el deseo de poder.
Krake muestra al lector un complejo y rico universo de personajes, en los que la tradición, el honor y el poder, gobiernan sin remedio las decisiones de los líderes de los distintos clanes, hasta el punto de que sus actos marcarán la historia de sus pueblos y el designio de los territorios en los que se divide la Noruega geográfica. Los protagonistas y los personajes secundarios de la novela tienen entidad propia y una importante profundidad de carácter, en base a su pasado y la relación con sus congéneres, combinándose las tramas en un enrevesado universo de intereses y relaciones humanas. Sus actos se definen por decisiones, a veces pasionales y otras fundamentadas, lo que llevará a provocar no pocos actos de violencia entre ellos. A pesar de que en algunos momentos se dan saltos temporales que en ocasiones podrían despistar al lector, entiendo que el autor pretende con el uso de este recurso, ahorrar en narraciones banales y ejercicios de redacción considerados de simple relleno y, por ello, con su decisión agiliza acertadamente un relato directo y falto de innecesarias redundancias.
Los que conocéis la narrativa del autor, ya sabréis su utilización del estilo de las sagas tradiciones nórdicas, plagado de alegorías, cantos a la naturaleza y loas al honor, los antepasados y la propia realidad mítica de un pueblo violento, pero a su vez, profundamente sentido en sus tradiciones y ancestros. Los viajes personales de sus protagonistas, ya sean físicos o psicológicos, plagan una serie de tramas que se entrecruzan entre sí a lo largo de toda la novela, logrando formar, al albedrío del autor, el sentido lector del que se acerca a sumergirse en esta saga. La locura e inmadurez de Agnar, la mesura y humildad de Frodi, el orgullo innato de Sygvard, la amistad de Thorolf, la fortaleza de Odrum o el espíritu viajero de Steinn, son algunos ejemplos de la complejidad y riqueza de sentimientos y caracteres de los personajes que plagan la novela, completando el escenario del mundo nórdico en el oscuro siglo IX en el que se alumbrará el nacimiento de un gran reino. La sangre, las lágrimas y los muertos, riegan un territorio, al que las sagas nórdicas tradicionales han aupado a niveles de mito y leyenda, y del que nuestro autor ha plasmado en sus páginas su experto conocimiento y espléndida narrativa. Esta primera entrega de la Saga de los Reyes de Vestfold, no hará más que aumentar en el lector la curiosidad y el gusto por la épica de un pueblo y una época, de los que ya muchos somos grandes aficionados.