Lord Burgheley, escribió años después del intento de invasión de Inglaterra por parte de la flota española, un folletín que termina con la siguiente frase: "Así termina esta narración de las desgracias de la Armada española que ellos dieron en llamar INVENCIBLE". De esta manera y como ha sido habitual en la historia de Inglaterra, tales referencias al infructuoso intento de Felipe II por subyugar a Isabel I, publicitados por los ingleses, se incorporaron como propaganda de una empresa que si bien fue un desastre para los españoles, no fue tanto una victoria lograda solamente por la armada inglesa. La magnitud gigantesca de la ambiciosa finalidad que la Armada pretendía obtener, dificultaba terriblemente el éxito de la misma.
Efectivamente, en este estupendo ensayo escrito por el historiador Geoffrey Parker y el arqueólogo Colin Martin, se pretende demostrar como un cúmulo de circunstancias hicieron que la mayor flota creada hasta entonces, fracasara en su intento de invadir las Islas Británicas. Con todo, debemos tener en cuenta una premisa previa, y es que exceptuándo a Felipe II, ninguno de los participantes en la operación con capacidad de mando confiaba en la realización del plan con un éxito del 100%. Ni Medina-Sidonia ni el Duque de Parma, confiaban en que las dificultades que el objetivo mostraba, fueran del todo superadas. Es más, hasta tres planes diferentes se presentaron frente al monarca, y éste combinó todos ellos, creando el que sería el más difícil de completar. Pero analicemos otras circunstancias.
Desde la mejor preparación de la marinería inglesa, pasando por las innovaciones utilizadas en sus barcos en materia de armamento y la pericia de sus comandantes, fueron factores importantes a la hora de interpretar las acciones navales. Pero sería injusto quedarse con este matiz. Ni siquiera el mal tiempo, en un principio, pudo evitar el triunfo de la empresa española, ya que este factor, se produjo en el momento postrero, ya casi de retirada de la flota. Deberíamos achacar las debidas responsabilidades a factores que apuntan directamente a la organización de los mandos españoles.
El seguimiento casi enfermizo y la necesidad de controlar directamente las operaciones por parte de Felipe II, no dejaba resquicio para maniobrar a los comandantes de la flota y de los tercios, cuando en aquellos tiempos los mensajes y las órdenes tardaban muchos días en llegar de un frente a otro. Por otro lado, no olvidemos que a pesar de los retrasos en el avance de la flota desde los preparativos en Lisboa, pasando por su estancia en el cantábrico hasta su llegada a las costas inglesas, los navíos españoles llegaron perfectamente conjuntados y dispuestos para llevar a buen término la operación. Excluyendo la pérdida de uno o dos navíos en circunstancias lastimosas, la Armada estaba dispuesta en tiempo y orden para afrontar el embarque de los efectivos de Flandes. Sin embargo, esto no se pudo dar debido a los retrasos, problemas de comunicación y malentendidos de ambos comandantes y especialmente del Duque de Parma. A partir de este momento, y contando con la iniciativa inglesa en la batalla de Gravelinas, rompiendo definitivamente la escuadra y la posterior decisión de los españoles de retirarse por el Mar del Norte, de vuelta a España, todo fue un cúmulo de malas decisiones, unido, sin duda al calamitoso tiempo reinante que hizo que gran parte de la flota se hundiera en las costas escocesas e irlandesas.
Este ensayo pretende mostrarnos factores que hasta ahora no se habían estudiado y ni siquiera se habían atribuído como posibles causas de los acontecimientos, como es el caso del diferente diseño de las cureñas de los cañones de los barcos españoles e ingleses o la preparación y composición de la marinería de sendas flotas. Así mismo no olvida clasificar y analizar las decisiones tomadas en los dos bandos a lo largo de los días que acontecieron los hechos, purgando responsabilidades y casualidades. Especialmente detallado en los datos que afectan a las naves perdidas por la Armada española, sus mandos, decisiones y posteriores circunstancias en suelo escocés e irlandés, los autores nos cuentan punto por punto las aventuras y desventuras de los que naufragaron en costas enemigas y no pudieron regresar a casa.
Geoffrey Parker y Colin Martin nos transportan al gran fracaso de una Armada, que de haber enlazado satisfactoriamente con los tercios de Flandes y haber desembarcado en suelo inglés, habría quedado en la memoria de la historia como un hito militar y estratégico. Pero esto no sucedió y la historia sólo recuerda lo acontecido en la realidad, con sus consecuencias trascendentes e inmutables. Estupendo libro, muy ilustrativo y completo. Resulta algo prolijo en datos, pero a su vez, está tan bien escrito que su lectura resulta apasionante, tanto, como las desventuras que corrieron los españoles que naufragaron en Escocia y sobre todo en Irlanda, de resultado, en general, terrible. De lectura imprescindible para conocer los pormenores de los hechos, sus causas y sus consecuencias.
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