Tercera entrega de las novelas del escritor británico Colin Dexter protagonizadas por el inspector Endeavour Morse, que actualmente y desde hace algún año, está recuperando Siruela Ediciones. Como suele ser habitual su trama se sitúa en el escenario de la región inglesa de Oxfordshire, donde se encuentra la famosa e influyente Universidad de Oxford. En este caso el misterio se refiere a la aparición del cadáver de uno de los componentes del conocido como Sindicato de Exámenes Internacionales de la Universidad, departamento que se encarga de los exámenes universitarios realizados en el extranjero, lo que convierte a esta oficina en un componente férreo de seguridad encaminado a confeccionar, corregir y guardar aquellos exámenes con total seguridad y discreción.
Escrita en el año 1977, la novela gira alrededor de la investigación del misterioso asesinato en el que la sospecha se cierne sobre el limitado y heterogéneo grupo de compañeros del fallecido, en un complejo estudio de los hechos conocidos y las pocas pistas recabadas por Morse y su ayudante Lewis. Intereses establecidos, amores prohibidos, casualidades inesperadas y un tanto de la apreciación y el instinto del protagonista, acompañan la que quizás sea hasta ahora, el más enrevesado caso del cervecero y solitario inspector. Lo interesante de la trama es que la investigación gira en el entorno cerrado y hermético formado por media docena de sospechosos. Las mentiras y los requiebros de unos y otros, complica un tanto la concreción de las pistas y, sobre todo, el instinto imperturbable de Morse, lo que quizás, en esta ocasión, complique el hilo de la novela, en un ir y venir remarcado alrededor de una serie de horas y minutos determinados, en los que parece se cometió el crimen.
Quizás sea la novela, de las tres hasta ahora publicadas por Siruela, en la que más me ha costado entrar, quizás por la complejidad de la investigación, enmarcada especialmente en el componente horario en el que sucedió el asesinato. Sin embargo, el personaje de Morse y, cada vez más, el de su subordinado Lewis, marcan el carácter de estas novelas de suspense con un sesgo de personalidad que se agradece. Ese Morse cervecero, solitario, atraído por las mujeres hermosas pero retraído en su personalidad, imprime con su peculiar carácter esta serie novelas de manera altamente reconocible. Simplemente, atendiendo a su manera de pensar y manejar el instinto y las pistas encontradas, muestran un sello personal inherente a la creación literaria de Colin Dexter, que propician su atractivo literario y querencia narrativa para el lector. Esto es lo que me pasa a mí particularmente y, no tengáis la menor duda, que seguiré con gusto sus próximas investigaciones. Recordad que Morse también es protagonista de sus propias series televisivas británicas. Una opción más para acercarse al personaje literario original, tan válida como otra cualquiera.
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