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lunes, 8 de julio de 2024

"Siempre es verano" - Alejandro Pedregosa

Qué gusto da recordar los años de adolescencia despreocupada, llena de frescura y recuerdos impregnados de por vida en nuestra memoria. Qué placer produce retrotraerse a tiempos en los que por encima de todo, lo importante era descubrir emociones, sensaciones y nuevas experiencias. Y qué mejor momento del año para disfrutarlo que aquellas vacaciones en las que libres de obligaciones, todo nuestro tiempo estaba ocupado por la playa o la piscina, los amigos, la diversión, más libertad y, como no, aquellos primeros amores de verano.

Pues bien, la novela que hoy reseño, obra del poeta y novelista granadino, Alejandro Pedregosa, escritor al que tengo el gusto de conocer personalmente, nos retrotrae a esos maravillosos y novedosos años en los que un chaval de catorce años, el protagonista, vive un inolvidable un verano, en su Málaga natal. Un largo verano de descubrimientos, encuentros, revelaciones y, porqué no, de conquistas. Lo hace narrando hechos y experiencias vividas desde la visión del escritor, como espectador de lo que rodea al chaval en los meses estivales, en un divertido e inteligente juego de yuxtaposición personal del que cuenta al lector tantas y maravillosas cosas que marcan la vida del feliz adolescente. 

A lo largo de apenas ciento sesenta páginas, el escritor nos describe, con sutileza y un fondo poético, pero muy realista y en un estilo especialmente cercano, la realidad personal, social y sentimental del chaval que, conforme avanza el verano, irá disfrutando, la bendita y inherente necesidad de crecer y madurar en el sentido total de la palabra. Mientras lo hace, el lector se sitúa, cómplice en el relato del escritor, en el entorno geográfico y social de una Málaga llena de luz y efervescencia, donde la curiosidad, donde el deseo, donde el propio sentido del crecimiento personal, ocupan un relato pleno de verdad y no poca poesía. El día a día del protagonista se va construyendo de su vida familiar, de la que tendrá que descubrir un misterioso hecho del pasado, y de su vida con sus amigos, donde el emerger del hasta entonces desconocido universo del sexo femenino se le aparecerá de golpe, marcando para siempre su propia visión de su propia existencia. Y mientras, y no menos importante, como si nada ocurriera, así por casualidad, surgirá casi de la nada, un amor imperecedero desde entonces por la literatura y, especialmente, por la poesía, asunto, nada baladí.

Pero más allá de lo que Alejandro cuenta en las páginas de su novela, resulta particularmente reseñable el cómo lo cuenta. La capacidad del autor en encarnarse en la piel y en los sentimientos del chaval, me inclinan a pensar que hay más de alguna situación tomada de su propia existencia y experiencia, aunque, sinceramente, este apunte no es importante, sino que, más bien, lo que apuntala es su notable capacidad en logar construir una narración tan real y cercana. Todo lo cual me lleva a ponderar su gran faceta poética, de la que no puede desembarazarse en la diestra mano que muestra las experiencias y vicisitudes del protagonista. Ello convierte la narración de hechos normales, casi todos ellos, y experiencias propias de un chaval de catorce años, en una andadura literaria llena de frescura, sentimiento y, sobre todo, mucho amor. Bravo Alejandro, bravo.  

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