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lunes, 8 de abril de 2024

"EL Káiser Guillermo II. Una vida en el poder" - Christopher Clark

 

Publicada en su idioma original en 2010, esta biografía escrita por Christopher Clark, autor de obras tan importantes como Sonámbulos y El reino de hierro, ha sido publicada por la  editorial La Esfera de los Libros, en una aportación indispensable que muestra luces y sombras sobre un personaje tan controvertido como fue el rey de Prusia, Guillermo II. No hay más que analizar con detenimiento las impresiones y sensaciones que su figura provocó tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, no solo a nivel internacional sino también en la propia Alemania, recibiendo un torrente de acusaciones tras su caída del trono, hasta el punto de ser diagnosticado por la sociedad como un psicópata que arrastró al país a la ruina. Hasta tal punto se ha anclado tal idea en el subconsciente europeo que en la actualidad su imagen sigue siendo abrumadoramente negativa.

Ante tan abrumadora perspectiva, Clark ha intentado restablecer en las páginas de este libro, un equilibro, trabajado a destajo y con el uso de gran cantidad de documentación, en su búsqueda de una lectura histórica más adecuada. Algo, que por otra parte, es marca de la casa en el currículum de este preclaro historiador especializado en la historia de Alemania del siglo XIX y principios del XX. Como bien indica en un momento dado del libro, esta biografía no pretende rehabilitar a Guillermo II. Siendo un hombre considerado inteligente, el káiser sufría de arranques de entusiasmo pasajeros, en ocasiones patentizaba temor y cierta tendencia a entrar en pánico, sufría de entusiasmos pasajeros para luego reaccionar con debilidad, hasta el punto de sentirse amenazado por las circunstancias provocadas directamente, en ocasiones, por su temeridad. 

Sin embargo, Clark pretende demostrar o, por lo menos, dar una nueva luz, sobre las circunstancias que a lo largo de su vida marcaron, en cierta manera, su carácter y su sorprendente utilización del poder. Fue heredero intelectual de un entorno familiar zarandeado por la compleja situación personal entre su abuelo y su padre, y la poderosa figura del canciller Bismarck, circunstancias que marcaron profundamente su educación. A esto se une cierta indeterminación constitucional de aquella Alemania en cuanto a la definición y practicidad del uso del poder por el soberano, factor voluble y inestable según la disposición del propio parlamento, y también, el delicado equilibrio existente entre el Káiser y el canciller de turno, por otro. Guillermo intentó rodearse de cierta élite que le resituara sólidamente en la vida política y social alemana. Sin embargo, a este interés preclaro no le acompañó una capacidad de ceñirse a una política coherente. Si bien los lazos dinásticos de las monarquías europeas le llevaron a intervenir en el campo de la política internacional sin contar en absoluto con sus ministros, tampoco sus actos individuales marcaron un rumbo especial en las relaciones exteriores. 

Fue mucho más relevante su interés por los avances tecnológicos de la época, especialmente en la estimulación de la creación y ampliación de una armada potente y una política naval dirigida a emular y contraponer a la armada británica. Aunque esto no signifique que su carácter tuviese un sesgo especialmente belicoso, como analiza largamente Christopher Clark. Su reacción ante los graves conflictos en Balcanes no conllevó un afán por extender aquellas guerras localizadas, hacia una confrontación total europea. Así mismo, su apoyo al Imperio Austrohúngaro no era incondicional hasta el punto de confiar en una solución pacífica incluso tras el asesinato del heredero austriaco. A pesar de esto, su cautelosa mirada hacia Rusia y especialmente a Gran Bretaña, provocaron en él graves problemas de conciliación con la realidad. 

Con todo, Clark quiere dejar muy claro que Guillermo II fue excluido de cualquier papel activo en la gestión estratégica y operativa de la guerra, a pesar de su importante papel constitucional como soberano. Esto le trajo problemas y dificultades en determinadas decisiones durante el conflicto europeo. Siempre se vio peligrosamente amenazado por la figura de Hindenburg. Además, se opuso hasta el final de la guerra, a adoptar la guerra submarina sin restricciones propuesta por los halcones del mando alemán. Sin embargo, la supuesta posición constitucional privilegiada que podría haber utilizado con inteligencia, no fue aprovechada por un Guillermo II lejos de ser un verdadero líder. Su abdicación y posterior huida al exilio en Holanda, ofreció una visión ignominiosa para el conjunto de los alemanes, alejando de las jóvenes generaciones la imagen de una monarquía personalizada y hereditaria asumible para el futuro en el país. Con todo, y a pesar de la posterior insistencia de Hitler por acercarse al último Káiser, Guillermo nunca vio con buenos ojos a aquel advenedizo y su partido nacionalsocialista, renunciando a regresar a Alemania, para terminar por morir en el exilio.

Esta fantástica biografía nos muestra la oportunidad perdida por parte de Guillermo II de centralizar en su figura un parlamento fuerte y la consolidación de una cultura política europea más dinámica. Sin embargo, a lo largo de su reinado surgieron trabas tan importantes como la desmedida acumulación de reformas bloqueadas en el parlamento, la grave fragmentación política, confesional y socioeconómica, el anómalo status del ejército y la incertidumbre internacional apabullante. El resultado de todo ello fue la presencia de una realidad reflejada en un espejo distorsionador nacional, en la que todas esas complejas características de su reinado en Alemania aparecieron magnificadas de una manera grotesca y exagerada, imposibilitando cualquier margen racional de maniobra.  

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