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jueves, 15 de febrero de 2024

"Zona de interés"

 

Segunda Guerra Mundial. Campo de concentración de Auschwitz, en la Polonia ocupada por la Alemania nazi. El comandante del campo, Rudölf Hosse y su familia, viven en una bonita casa con jardín y huerta en la linde del muro del campo. Su vida familiar en la casa se muestra ajena a lo que sucede tras aquel muro gris, desde donde se escuchan disparos, gritos y el murmurar de los hornos, día y noche. Nos encontramos alrededor del año 1944. El exterminio de judíos sigue una senda sin obstáculos mientras Hosse y su familia viven su propia cotidianeidad de espaldas de la terrible realidad que les rodea.
El director británico Jonathan Glazer, presenta una visión novedosa y terriblemente aterradora de los campos de extermino nazis, de la manera incisiva y aparentemente menos dolorosa, en su adaptación de la novela del mismo título, del escritor Martin Amis, fallecido el año pasado. La película muestra la vida de la familia Hosse como si se tratara de una familia cualquiera, con sus problemas cotidianos, momentos de ocio y su vinculación a la responsabilidad del cabeza de familia en su gestión de sus obligaciones en el campo, como si se tratara de cualquier tipo de empresa o industria, con sus propios quehaceres diarios. Mientras los hijos e hijas de la familia juegan en el jardín de su casa, mientras reciben visitas de amigos, familiares y oficiales nazis, en un hogar placentero, el espectador puede vislumbrar o intuir los terribles acontecimientos que se suceden al otro lado del muro. 
El sentido del oído, especialmente, y el de la vista, en detalles lejanos o pasajeros, como el humo del tren o de los crematorios del campo, mantienen atento y aterrado al espectador, mientras en pantalla los Hosse mantienen su vida placentera, no exenta de problemas familiares y laborales. Pero me referiré más incisivamente al oído, como el sentido de quien se sienta ante la pantalla de cine, se hace más sensible y doloroso a todo lo que no se ve pero solo se intuye, perteneciente sin remedio, al día a día de aquel terrible lugar. La producción de sonido en la película es clave, es imprescindible, es impresionante. A esto se une, una impecable dirección en un medido y estudiado movimiento de la cámara, en su seguimiento de la familia, en una serie de encuadres perfectos, casi fotográficos, en su implicación por mostrarnos el devenir de aquella familia y sus miembros. 
En base a todo ello, se van desvelando las miserias de la esposa de Hosse, una mujer basta y aparentemente inculta, más preocupada de su posición social y del disfrute de aquella hermosa casa, que de su relación con su marido, lo que la hace aún más miserable. Hosse se presenta como un oficial frío y diligente, orgulloso de la gestión de sus campos bajo su responsabilidad, en un afán de servir al Führer, y preocupado por su posición laboral dentro del Reich, cual empresario encargado de cualquier otro tipo de industria. Esto se puede observar más aún, cuando en mayo de 1944, se le encarga asumir el exterminio de todos los judíos de Hungría, unos setecientos mil, en el comienzo de la recta final por asesinar a la mayor cantidad sus miembros. Su única preocupación es dar salida a aquel encargo y cumplir su misión.
Toda esta trama y la manera de presentarla, ahonda en la dureza y el dolor de una realidad terrible y cruel. Nos muestra la impasibilidad de los oficiales de la SS encargados de aquel exterminio, en su impasividad y normalidad más horrorosa, potenciando más aún en el espectador, la crudeza de aquellos hechos que marcaron Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Glazer muestra con maestría y con una presencia elegante y, por momentos, visualmente brillante, el sin sentido de lo que sucedió por obra y causa de Hitler y los suyos, en una implicación directa de sus subalternos y familias, que en su día a día, por vivirlo en normalidad, lo obviaban como algo necesario y propio del paisaje. A base de sonidos y algunas imágenes metafóricas, el director plasma sobre esa foto familiar aparentemente feliz, la crueldad y el terror de aquellos que arrasaron Europa y masacraron a judíos y todos a aquellos a los que creían y veían inferiores a su pretendida raza. Me quito el sombrero ante una maravillosa y terrorífica película, dirigida en su perfección, en lo que cuenta y en su realidad de lo que se quiere que se intuya, que se imagine, que se sufra.



 

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