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viernes, 13 de octubre de 2023

Lerga - Bodegas Caudalía

Este sábado, como en otras ocasiones, Natalia y yo, y en esta ocasión, incluidas sus dos hermanas y sus parejas, hemos  retomado la saludable costumbre de visitar alguna bodega de las que elaboran tan buenos vinos en nuestra querida Navarra. Bodegas Caudalía de Lerga, un pueblo muy cercano a Sangüesa y con tradición vitícola en la Baja Montaña Navarra, ofrece una visita y cata de vinos muy especial. En este caso, el matrimonio propietario de la bodega y viñas, ofrece catar los vinos en las propias barricas, además de alguno de sus caldos ya embotellados. A este factor se une, un trabajo de la uva y del vino basado en bajas producciones, la tradición, el cariño invertido, el cuidado y la puesta en valor del producto.

Pues dicho y hecho. Ha sido llegar y recibir la calurosa bienvenida de Iván, quien con muy buen hacer, nos ha dado paso a la bodega, como si fuéramos un grupo de buenos y viejos amigos. Tras una breve introducción sobre la misma y los diferentes procesos elaborados con variados tipos de uva, hemos pasado a la cata en la sala de barricas. En este santasanctórum de la bodega hemos probado directamente de sus barricas,  tres añadas de su Tempranillo, dos más de su Syrah, su uva estrella, una de Cariñena, de muy poca producción, y una de Cabernet Sauvignon. Ha sido un auténtico disfrute, por la experiencia, por la conversación y aprendizaje de quienes buscamos probar y vivir sensaciones nuevas en el complejo mundillo del vino. Para acabar, hemos salido al exterior de la bodega y bajo un frondoso árbol y a veintitantos maravillosos graditos de temperatura, hemos disfrutado de un Tempranillo y un Syrah embotellados en 2019, ambos vinos de parcela, con dieciocho meses de barrica y casi los mismos en botella, y un sorprendente rosado de Garnacha, criado sobre sus lías en depósitos de cemento de cuatrocientos litros. Todo ello acompañado de un buen plato de chorizo y otro de aceite de la casa extraordinario, con el que hemos untado un sabroso pan elaborado en el cercano pueblo de Áibar.

Al final, la experiencia nos ha entretenido más de dos horas, en las que hemos disfrutado una barbaridad, aprendido un montón y echado buenas risas. Y como no podía ser de otra manera hemos comprado un par de cajas con ese maravilloso rosado Garnacha y ese tinto Syrah, además de unas botellicas de aceite. Vamos, que lo hemos disfrutamos un montón. 






4 comentarios:

  1. Que buen ratico hemos pasado cuñado

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  2. Qué buen resumen has hecho, Iñigo! Gracias por recordarnos todo lo que hemos probado ... nosotras hemos estado entregadas en la cata...pero un poco más dispersas! Jajaja. Muy buen plan.

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