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jueves, 26 de octubre de 2023

"El trompetista"

 

Película dirigida en 1950 por Micheal Curtiz, uno de esos directores llegados de Europa y que tocaron con mucho acierto todo tipo de género cinematográfico en el que se aventurasen. El trompetista se adentra en el ascenso y declive de un joven trompetista de cierto éxito y sonidos heredados de su maestro, un reconocido y tradicional músico de club humeante, donde el jazz y el blues campan a sus anchas. Curtiz toma los inicios de su protagonista desde su descubrimiento de la música en una iglesia de su barrio y la posterior aventura de aprendizaje con el trompetista afroamericano. A partir de ese momento su vida deambulará por tugurios, clubs escondidos y locales de baile, hasta que logra cierto éxito en su búsqueda de un sonido personal propio.
Llegado este momento, el personaje, interpretado por un fantástico y entregado Kirk Douglas, mantiene una estupenda relación con un pianista y amigo, encarnado por Hoagy Carmichael, y una cantante de orquesta, deliciosamente interpretada por Doris Day. Cuando parece que todo fluye y que el reconocimiento y la amistad han concurrido en su vida, aparece una joven y altiva que pondrá patas arriba sus logros. En este caso, es la actriz Lauren Bacall, quien sobrelleva este personaje ambiguo, controlador y dominante, que hace descarrilar la trayectoria del protagonista enamorado de su trompeta. 
No es casualidad que la película provocara cierto escándalo, al presentar ante el espectador una escena, especialmente corta, en la que se propone la posibilidad de que la mujer encarnada por Bacall tuviera tendencias lésbicas, algo que hizo que no se estrenara en España hasta muchos años más tarde y en televisión. Pero, a parte de este intrascendental asunto, la trama pivota sobre cómo la vida del protagonista se ve totalmente truncada por la aparición de esta profesora de psiquiatría de la universidad. La inestabilidad del músico y, sobre todo, cierta inseguridad manifestada a lo largo de su vida y carrera, hace que termine tocando fondo. Las escenas en las que Kirk Douglas deambula por las calles de Nueva York son cinematográficamente geniales. Además, su magnífica interpretación, en las escenas musicales donde toca en solitario la trompeta, hacen las delicias de los que nos consideramos seguidores de sus películas. Estamos ante otra más de es films que no hay que dejar de ver. Por cierto, fijaos bien en la fantástica banda sonora en la que el gran trompetista Harry James, interpreta los cortes originales del solista.






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